Alejandra Boero: «Sin Utopías No Se Puede Vivir»

entrevista: Mariane Pécora
 
Luchadora incansable en defensa de la cultura popular. Ciudadana Ilustre. Vecina del barrio San Nicolás. Madrina del Programa Cultural en los Barrios. La actriz, directora y pedagoga, Alejandra Boero considera la cultura como la columna vertebral de un país, que debe estar al alcance de todos. En diálogo con Periódico VAS, destacó la actividad cultural desarrollada en los barrios por el Secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Gustavo López. También advirtió que, sin dinero no se puede llevar la cultura a las masas, sólo llega a los iniciados. En momentos difíciles como éstos -manifestó- los que consumen cultura son los iniciados y no las masas, cuyo único «alimento» termina siendo la televisión, y todos sabemos en el desastre que se ha convertido.

P.VAS. ¿Cómo está trabajando para desarrollar cultura popular a partir del teatro?

A. Boero. En principio, formamos una agrupación que se llama MATE (Movimiento de Apoyo al Teatro), integrada por dramaturgos, actores y directores que nos reunimos permanentemente para trabajar por la cultura. Creemos que es necesario que el hombre entienda, a partir de su propio discernimiento, cuál es su enemigo y ayude a crear un mundo mejor. El teatro rescata valores que son la esencia de la vida: la solidaridad, la fraternidad y la cooperación, que estimulan nuevas formas de la inteligencia para enfrentar el hastío y la falta de rumbo, apuntando hacia un sentido y una finalidad. En una palabra, la dignidad humana se realiza a través de este trabajo colectivo. Lo interesante del Programa de Cultura en los Barrios es la función didáctica. En el teatro, cuando se ve un tema dramatizado, la gente llega a conclusiones que en conferencias o en charlas no alcanza a estructurar. Al ver una representación, anuda la idea y ve lo que le pasa con el tema y esto le sirve muchísimo. Hace muchos años, en Colombia se hacía teatro campesino, los artistas iban por el campo y ponían obras al aire libre para gente que, en su mayoría, nunca habían visto teatro, ni leído un libro. Esa experiencia reemplazaba años de estudio, porque a través de las representaciones se aprendían muchas cosas. Es muy importante que a través del Programa de Cultura en los Barrios se promueva a la reflexión, y no a la distracción. Sobre todo ahora que somos como cualquier país de Latinoamérica. Se nos acabaron las ínfulas de que éramos como Francia o como Inglaterra.

P.VAS. ¿Cómo se trabaja para desarrollar este concepto de cultura en nuestro barrio, San Nicolás, y en los demás barrios de nuestra ciudad?

A. Boero. Nosotros tenemos este teatro (Andamio 90), que nos cuesta la vida y nunca sabemos cuánto tiempo lo vamos a poder tener abierto. Y tiene una programación de obras de autores argentinos, obras nuevas, directores nuevos, actores nuevos. Hacemos obras que por su contenido que no se pueden poner en otro lado. Esa es nuestra política. Fomentar la cultura en los barrios, es ir a los lugares donde vive la gente que no puede venir al Centro, lo más cerca posible de las villas. Esta es una tarea que estamos preparando desde la Escuela de Teatro con los actores están por recibirse. Vamos a preparar obras para llevar a las villas, a los hospitales, a los lugares donde están los ancianos. El Teatro de Catalinas en la Boca, es un excelente ejemplo de que es posible la integración del hombre a partir de la cultura, su director Ademar Bianchi, consiguió que los vecinos intervengan de una manera libre y entusiasta tratando temas sociales y del barrio. El resultado es una maravilla. ¡Deberían hacer una gira por todos los barrios!

P.VAS. ¿Cuál es la diferencia entre cultura popular y cultura espectáculo?

A. Boero. Son dos cosas totalmente distintas. Cada vez que yo me encuentro con un funcionario le digo que hagan todos los espectáculos gratuitos que quieran, porque la gente necesita divertirse y no tiene plata. Pero que no nos quieran meter en la cabeza que eso es cultura. Son dos cosas muy distintas. Entretenimiento tiene que haber, hace falta, pero es distracción no cultura. En cambio, cultura es la búsqueda de la identidad, es educar, es sensibilizar, es abrir la cabeza con ideas nuevas, es aceptar, es despejar los prejuicios. La cultura va por un carril distinto al del espectáculo -que puede estar incluido, pero no siempre lo está.

P.VAS. ¿Cómo se ensambla el trabajo profesional con la participación ciudadana?

A. Boero. La profesión es una cosa y la participación ciudadana es otra. Cuando el actor se hace profesional vive de su trabajo, pero pierde la libertad. Hay algunos, muy especiales, dignos de todo encomio, que tienen tiempo para hacer otras cosas en el terreno social. Pero en general, el actor profesional, está sujeto a lo que le ofrecen, y como vive de eso, come de eso, no puede discutirlo. Muchas veces, les pasa esto a excelentes actores con ideas muy buenas, que para comer hacen lo que les mandan. Esta profesión no es una profesión como cualquiera. Es como en el caso de un médico, que puede dedicarse a la cirugía estética y se hará millonario, o puede dedicarse a la medicina social, y nunca será rico. En la vida todas son elecciones, uno elige aquello que le viene bien o esto con lo que comulga ideológicamente. Y cuando se disfraza de otra cosa sufre muchísimo.

P.VAS. ¿Qué pasa con las utopias?

A. Boero. Sin utopías y sin sueños no se puede vivir. Las utopías marcan un camino. Si uno cumple un sueño, seguramente se abrirá un camino hacia otro sueño y así todo el tiempo. El hombre aunque diga que no tiene utopías, siempre las tiene, las niega para parecer «moderno».

P.VAS. Usted solía recitar un poema León Felipe «Ya no hay locos.» ¿Cree que es así?

A. Boero. No, para nada. La idea del Quijote como una figura señera que marca un estilo de vida, es la imagen del que lucha por sus ideas (que quizás nunca se van a concretar, pero lucha igual). Ahora la gente es tan concreta, es tan comercializada, que no hay lugar para quijotes. Sin embargo, soy optimista, creo que en la Argentina está volviendo a aparecer un espíritu nuestro. Esta iniciativa de ustedes, por ejemplo, hacer este periódico, es formidable. Hay que darle mucho impulso y nunca bajar los brazos. Sin esperar grandes éxitos. Hay que hacer, porque «en el hacer» está la felicidad.

P.VAS. ¿Cuál es la diferencia entre resistencia y creatividad?

A. Boero. Son dos cosas distintas. Puede haber creatividad y no resistencia. La resistencia hace posible que la creatividad continúe. Pero también existe resistencia por sí misma; resistimos al régimen militar, resistimos a la miseria, a los embates, a las desilusiones. Creatividad es todo lo que el hombre es capaz de hacer con su imaginación, con su talento, con su inteligencia. Ahora, una cosa sin la otra no dura. Si hay creatividad, casi es obligatorio tener resistencia, porque cuesta tanto llegar a un punto interesante. La semilla de la creatividad está en todos lados. Lo que pasa es que a veces el malestar de vivir es tan grande, que va matando las ilusiones y la capacidad creativa. Porque es muy difícil… Hay gente que ni siquiera sabe si va a tener para comer al día siguiente, o a la noche.

P.VAS. La célebre dicotomía entre el malestar en la cultura y la cultura del malestar…

A. Boero. Sí, exactamente. Al pensar en como vive la gente, te das cuenta que no se le puede pedir ni grandes sentimientos ni grandes gestos. No hay espacio para eso, hace lo que puede. En cambio, la gente que come todos los días y tiene una vida segura, es demasiado exigente con los que no tienen nada y llega a no comprender por qué se llega a ciertos extremos.

P.VAS. ¿Cree que los medios de comunicación masiva ejercen permanentemente esta incomprensión?

A. Boero. Estamos hablando de temas como el hombre o los medios, cuando acá de lo que hay que hablar es del sistema. Es el sistema, el que ha transformado al hombre y lo ha hecho más desgraciado de lo que es. El hombre ya no sabe cómo encontrar su felicidad porque tiene dos opciones: o se entrega y se transforma en un esclavo del sistema, o se pone en la oposición y se transforma en un rebelde y en un perseguido. Este sistema no da para más, eso ya está probado en todo el mundo. Es el sistema el que no se sostiene y genera todo tipo de intolerancias. Es fácil echarle la culpa a los hombres, pero el hombre no tiene la culpa de lo que le pasa. Se lo mantiene en la ignorancia, se lo entierra en vida. Y después se le pide que sea lúcido para elegir un camino correcto. El sistema aplasta al hombre y no le permite ser feliz, ni ser creativo, ni ser generoso. Entonces no hablemos de la gente ni de los medios de difusión de manera aislada, entendamos que forman parte de una maquinaria, de un sistema, que ya no da para más. Hay que hacer un hombre nuevo, producir un sistema distinto, más equitativo, más generoso.