Mantener la memoria viva más allá de las fronteras

por Miranda Carrete

«La última vez que vi a mi papá y a mi mamá, fue en un campo de concentración de la Dictadura”, dice Martín Ernesto Mozé, cordobés e integrante de la organización, hijas e hijos por la identidad y la Justicia contra el Olvido y el silencio en Barcelona. También es representante y coordinador del nodo de Abuelas de Plaza de Mayo en Europa. Y quien lleva la voz cantante de la organización el 24 de marzo del corriente en Barcelona. Una actividad que comenzó a principios de marzo con una serie de encuentros en distintos puntos de la ciudad catalana, varietes, lecturas de poesía, música con el fin de recaudar fondos para los comedores comunitarios en Argentina y que finalizó la última semana de marzo. El encuentro más esperado es el 24 de marzo: una concentración de la que participaron aproximadamente 200 personas, hubo murga, una intervención artística, batucada, y cerró con un festival cultural en la casa de la Solidaritá, que funciona como local de Hijos en Barcelona. El ánimo es emotivo, el clima frío y nublado, las condiciones hacen que nos apretemos entre las calles angostas del Raval, el barrio más popular y migrante de Barcelona. Agarrarse de los brazos, las manos, el abrazo al saludarse, son moneda corriente. Todxs lxs que participan de esa pequeña marcha están conmovidxs, movilizadxs por la situación que se vive en Argentina. Estar lejos se siente con fuerza en estas fechas.

Martín, recuperó su identidad legal gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo, tras encontrarse con una foto de su padre en blanco y negro, en una exposición fotográfica de Cispren, el Círculo Sindical de Prensa y Comunicación de Córdoba. Su padre fue asesinado a los 27 años, el 17 de mayo de 1976. Fue el primer fusilamiento colectivo de presos políticos perpetrado por la Dictadura militar en Córdoba. Miguel Ángel Mozé fue en su juventud seminarista en Jesús María y presidente de la Juventud Peronista. La última vez que se vieron fue en la navidad del 75’. Martín, que entonces tenía dos años, fue a visitarlo a la Unidad Penitenciaria N° 1 del barrio San Martín. Escondido entre los pañales del niño había una tarjeta, que su madre guardó de por vida, decía: “Luchamos por un país mejor y por justicia”.

Martín lleva el dolor, el miedo y la clandestinidad en sus recuerdos y en su piel. A su padre se lo arrebató el Golpe de Estado cívico-militar-eclesiástico y la Dictadura genocida de Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez (en Córdoba), junto a militares, policías, la cúpula de la iglesia católica, la Sociedad Rural y muchos otros cómplices. Hoy participa de varios espacios para mantener viva la memoria de su familia. Habla desde su experiencia: “Mi familia fue perseguida por la dictadura”… Lleva esa vivencia de miedo y clandestinidad en sus recuerdos y en su piel. Es una historia que se repite en miles de hogares argentinos, un genocidio que dejó profundas heridas en nuestra sociedad y nos recuerda que detrás de cada desaparecido, hay una historia de dolor y resistencia.
La memoria de la Dictadura no se desvanece con el tiempo ni en la distancia, sino que se mantiene viva a través de la lucha constante de personas como Martín y quienes esa tarde se acercan a la Rambla. “Aquí mismo en la Rambla del Raval nacimos como organización de derechos humanos en el año 1996”. Desde entonces, cada año, marchan contra el silencio y la impunidad, manteniendo viva la llama de la memoria. Insiste con que este 2024 es primordial hablar sobre lo que pasó en Argentina en 1976. “En nuestro país se vive una tragedia con Milei como presidente, con Bullrich en el gobierno, Caputo, Sturzenegger, una situación que no sólo se vive en Argentina, sino que se replica a nivel mundial. Aquí los aliados de Miley son Vox, Meloni en Italia, Le Pen en Francia; hace muy poco se juntaron con Steve Bannon en Madrid y están articulados”, dice preocupado. Es por eso que para él es clave salir a la calle y visibilizar lo que está sucediendo en el país. Mientras charlamos, Martín saluda a cada persona que va llegando a la manifestación. En media hora se colma la Rabla del Raval.

La solidaridad y la unidad son valores fundamentales para Martín y su organización. En colaboración con Argentinxs Migrantes, buscan seguir el ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: “Aprendimos de esas´locas´que es preciso articularnos, movilizarnos… seguimos ese ejemplo”. Martín también reflexiona sobre la violencia y el odio que persisten en la sociedad argentina y en la diáspora: “El amor vence al odio… jamás los organismos de derechos humanos tuvieron una reacción violenta hacia las personas que secuestraron y torturaron a nuestros familiares”. Sus palabras son un recordatorio de la fuerza de la resistencia pacífica y la lucha por la justicia.

La memoria de la dictadura Argentina trasciende las fronteras. En Barcelona, Martín y otros migrantes argentinos enfrentan nuevos desafíos y formas de violencia. “Vivimos a orillas de la mayor fosa común que tenemos en Europa: el Mediterráneo”, comparte aludiendo a la crisis migratoria y la tragedia humanitaria que afecta a miles de personas.
La solidaridad en este lado del océano se manifiesta en acciones concretas, como la variété solidaria organizada por Argentinxs Migrantes, que recaudó fondos para comedores en Argentina. “Desde acá queremos llevar un mensaje de unidad; y ante el odio, responder con organización, con construcción colectiva, memoria viva”, dice, y destaca la importancia de resistir ante la opresión y de luchar por un mundo más justo y humano.

Por último, reflexiona: “Queda claro que vienen por nuestras ideas, quieren que el mensaje de odio sea protagonista, también la violencia y el miedo. Pero nosotros no vamos a poner la otra mejilla. Ante cada acto de violencia, vamos a unirnos para visibilizarlo, decir nunca más, memoria, verdad y justicia. Vamos a pedir que se esclarezca en la justicia lo que pasó con nuestra compañera en Rosario y que paguen con una condena los responsables.” Martín se refiere al abuso y amenaza de muerte que vivió la militante de HIJOS Rosario, una noticia difícil de digerir estando lejos. “No vinimos a robarte, vinimos a matarte. A nosotros nos pagan para eso”, le dijeron los dos hombres armados que irrumpieron en la vivienda de la mujer, y sólo se llevaron carpetas vinculadas a su militancia en H.I.J.O.S. Además, los atacantes dibujaron en una de las paredes de la vivienda las letras “VLLC”, el slogan La Libertad Avanza, y la sigla con la que el presidente Javier Milei firma sus mensajes. Un atentado que evidencia un trabajo de inteligencia y deja un mensaje claro de odio, marcado incluso en las paredes.

En ese sentido, Martín señala la importancia de reconocer que no sólo atacan ideas, sino que buscan imponer un concepto: “la miseria planificada, el plan de hambre planificado.” Él cuestiona cómo alguien puede privar de alimento a los comedores que alimentan a miles de niños y niñas en estado de pobreza, y concluye que es necesario resistir y unirse contra esa injusticia, tanto a nivel local como global.

 

 

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