“No se puede hacer teatro en soledad”

por Maia Kiszkiewicz

Urgente: que requiere acción inmediata. Actuar sin mediaciones. El teatro. La palabra escénica. Palabras urgentes, nombre acertado para una obra que es un relato polifónico con una puesta visual minimalista, pero no por eso menos compleja. Cuerpos en movimiento y voces ocupando el espacio interpretan y resignifican escritos del uruguayo Mario Benedetti.
En Palabras urgentes la palabra deviene cuerpo, y el cuerpo poesía que se comparte con el público los sábados de septiembre a las 20 horas en Movaq, un espacio ubicado en Malabia 852, Villa Crespo. La sala, que permite ver el transcurrir de las escenas desde cualquier ubicación, no tiene escenario, lo que genera cercanía y posibilita conectar con cada expresión de los y las intérpretes. “Como espectador siempre me emocionó estar en la primera fila y ver los gestos mínimos y las herramientas corporales de la persona que actúa”, cuenta Gustavo Armas, director y encargado de la puesta en escena de Palabras urgentes, además de profesor de actuación en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Palabras urgentes es, entonces, un espectáculo de una grupalidad íntima, una interpelación directa y una reflexión a partir de textos escritos hace más de cincuenta años, que amplía sus posibilidades gracias a la complicidad entre los y las presentes que genera la representación en vivo. “El teatro es un ritual, es compartir. El teatro es con los otros y se multiplica. El actor está con el espectador, con otro actor, el espectador con otro espectador. Es el espacio del encuentro”.

¿Por qué leer y traer a Benedetti a este presente, a este año electoral, a esta Argentina en la que vivimos?

Por necesidad. Y porque tiene una poesía muy cercana. Y en el verano, al ver el contexto que nos atravesaba como sociedad, como país, empecé a hilvanar los textos tomando la experiencia que había hecho el año anterior con estudiantes de primer año de actuación de la UNA, cuando trabajamos un acercamiento al texto poético y lo hicimos con las producciones de Benedetti.
La búsqueda fue que no sea sólo alguien que se para a recitar, sino que la palabra poética devenga en un cuerpo poético y construya teatralidad en el espacio. Que haya, también, una multiplicidad y multiplicación. Hay momentos de cada voz sola, otros que son corales. Es la voz de uno y, a la vez, de todos. Y con libertad. Hay una partitura coreográfica que permite que quienes actúan decidan por dónde ir en cada función.

¿Cómo definirías el cuerpo poético?
Hay que pensar a la voz y al cuerpo como una unidad. De la voz sale una palabra que a la vez constituye al cuerpo. Y tiene una resonancia diferente cuando es una palabra cotidiana, que cuando es una palabra poética. Hay una vibración que deviene en otra calidad expresiva. Es cómo la palabra poética transforma al cuerpo desde lo expresivo que, cuando sucede, se corre de lo cotidiano.
Por eso cada palabra resuena diferente en cada persona. Y cada función es distinta. Se genera algo distinto en el público. Con el público. Se potencian las voces. Es una de las características del teatro.

Happy birthday

¿Cómo será el mundo cuando no pueda yo mirarlo
ni escucharlo ni tocarlo ni olerlo ni gustarlo?
¿cómo serán los demás sin este servidor?
¿o existirán tal como yo existo
sin los demás que se me fueron?
sin embargo
¿por qué algunos de éstos son una foto en sepia
y otros una nube en los ojos
y otros la mano de mi brazo?
¿cómo seremos todos sin nosotros?
¿qué color qué ruidos qué piel suave qué sabor qué aroma
tendrá el ben(mal)dito mundo?
¿qué sentido tendrá llegar a ser protagonista del silencio?
¿vanguardia del olvido?
¿qué será del amor y el sol de las once
y el crepúsculo triste sin causa valedera?

¿o acaso estas preguntas son las mismas
cada vez que alguien llega a los sesenta?

ya sabemos cómo es sin las respuestas
mas ¿cómo será el mundo sin preguntas?

(Happy birthday, Mario Benedetti)

En varios momentos hay una interpelación directa a quien ve la obra. Uno de ellos es desde las preguntas.

Quise provocar. En mi adolescencia me la pasaba con Inventario Uno e Inventario Dos debajo del brazo. Y creo que sigue vigente. Sobre todo, lo que pasó fue que empezamos a ensayar en marzo, y a medida que pasaban los ensayos, el contexto social y económico de nuestro país se transformaba. Entonces me convencía más de que había que interpelar al público, porque Benedetti sigue interpelando. Por eso las preguntas, el mirar a la persona que está sentada, romper la cuarta pared.

Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

(Fragmento de Defensa de la alegría, Mario Benedetti)

“Defender la alegría como un derecho”, frase final de Palabras urgentes. Un final potente.

Eso me llevó a otro período de gobierno en el que se habían apropiado de la alegría. Era la revolución de la alegría. Y la alegría es un derecho. Tiene otra densidad, no la de los globitos. Pero también es un posicionamiento político actual. Nos quieren tristes. Y tenemos que defender la alegría como un derecho. Es una puerta a la esperanza. El pueblo alegre puede transformar. El triste, no.

Una de las preguntas que aparece en la promoción de la obra es ¿por qué luchamos? ¿Por qué lucha este equipo que hace Palabras urgentes?

Para que no nos roben la esperanza, la alegría, para recuperar la memoria, para saber que somos productos históricos, que no nacimos de un repollo, que somos sujetos históricos. En mi caso, hago teatro y soy docente desde ese lugar: recuperando las historias, las vivencias, las experiencias y mirando, con eso, hacia el futuro. Por eso lucho y por eso hago teatro.

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