Otoño Verde y Violeta

por Mariela Acevedo*

Estas semanas fueron intensas en la agenda de mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binaries. Desde mediados de mayo y hasta fin de año las actividades, planificaciones, balances y reuniones se multiplicarán en un año electoral en el que el movimiento más disruptivo de los últimos años tiene exigencias insatisfechas que requieren respuestas políticas.

En las calles
El 17 de mayo se conmemoró el Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género, una fecha que sirve para revisar las cuentas a nivel nacional y regional en torno a las inequidades que día a día afectan al colectivo LGTBIQ1. A pesar de ciertos avances legislativos producto del activismo —como pueden ser la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario— y de una lenta transformación cultural —que reconoce a las identidades y expresiones de género como posibilidades de habitar cuerpo y deseo por fuera de la heteronorma— existen aun violentas formas de disciplinar a quienes visibilizan su existencia.
Un ejemplo de este disciplinamiento es el juicio que en la Ciudad se está llevando adelante contra Mariana Gómez, acusada de resistencia a la autoridad y lesiones tras un episodio en el que fue reducida en la estación de subte de Constitución por personal policial por el grave delito de fumar un cigarrillo en compañía de su esposa Rocío Girat. Gómez y su esposa son sobrevivientes de abuso sexual intrafamiliar y en el caso de Gómez —como señaló en la primera jornada del juicio frente a la jueza Marta Yungano del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 26— aún no ha logrado obtener justicia pero en esta instancia ha sido escuchada…como acusada. Y con notable rapidez, hay que señalar, dado que los hechos que se le imputan sucedieron en octubre de 2017.
También durante la última semana de mayo se dieron a conocer las cifras que lleva adelante el Observatorio de Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana de Libres del Sur) en torno a los ataques a personas que expresan visiblemente su identidad de género u orientación sexual. Se produce un ataque de odio hacia lesbianas, gays o personas trans cada 27 horas y el 76% de estos actos son contra el colectivo travesti y trans.
El medio digital Furia Trava, cuya referente es la activista feminista y travesti Florencia Guimaraes, releva las historias de estos ataques poco mencionados en la prensa para que dejen de ser solo números: desde inicio de 2019 y hasta los primeros días de junio son 37 las víctimas de travesticidio y transfemicidio en Argentina. Y en esa cuenta aún falta sumar los “travesticidios sociales”, aquellas condenas a la precariedad, al margen de los derechos a la salud, la vivienda, la educación, a la que cientos de compañeras travestis y trans son empujadas a malvivir sus días por hacer expresa su identidad. Para visibilizar estas injusticias y demandar la implementación de un cupo laboral trans en las dependencias del Estado, el 28 de junio se realiza la cuarta marcha contra los travesticidios y transfemicidios en la Ciudad de Buenos Aires y en otras ciudades de Argentina.
También a fines de mayo se dieron a conocer las cifras de femicidios del Observatorio “Ahora que sí nos ven” elaboradas por Marea en la Ciudad. El trabajo estuvo bajo la coordinación de Raquel Vivanco y fue realizado por un equipo de activistas que relevó las noticias de femicidios publicadas en las principales empresas periodísticas de alcance provincial y nacional, a la vez que difundieron un balance en el que analizan la forma en la que los medios comunican los hechos de violencia machista. El registro nacional de femicidios releva las publicaciones de la prensa escrita entre el 3 junio de 2015 al 20 de mayo de 2019, y, según contabilizaron, se cometieron 1193 femicidios de los cuales 30 fueron identificados como travesticidios, aunque las cifras serían inferiores a la reales porque el relevamiento de las noticias tiene un margen de error considerable. Aun así, con estas cifras, se calcula que una mujer o identidad femenina es asesinada cada 30 horas y que casi en un 90% de los casos, el vínculo con el agresor es intrafamiliar. Entre los resultados señalaron que son 133 los femicidios en lo que va de 2019 y que son necesarias políticas públicas y presupuestarias para implementar acciones tendientes a transformar este panorama.
Vinculado a esto el 3 de junio se realizó en Buenos Aires y en todo el país la quinta marcha contra los femicidios bajo la consigna Ni Una Menos y Vivas Nos Queremos. A lo largo de estos cuatro años, desde la primera marcha multitudinaria de 2015, las demandas colectivas se multiplicaron e hicieron visibles las distintas formas que históricamente silenciaron el dolor y la vergüenza entre cuatro paredes de habitaciones, consultorios, aulas y otros espacios que habitamos. La calle albergó esas voces en un vendaval que fue de la denuncia a la exigencia, y en ese paso el verde de pañuelos se convirtió en bandera.
Es por eso que los días previos a la conmemoración de #NiUnaMenos, la agenda verde se impuso: el 28 de mayo Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres sirvió como marco ideal para la presentación —por octava vez— del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) que pretende legalizar el aborto hasta la semana catorce inclusive. El nuevo proyecto puede de la Campaña por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito2 contempla el debate parlamentario del año pasado: se incluye la exigencia de implementación de Educación Sexual Integral (Ley 26150), se detalla la situación de acceso de niñas y adolescentes así como de personas con discapacidad para que se escuche y respete su decisión informada de interrumpir el embarazo, se especifica el concepto de salud integral y las causales de aborto no punible (violación o peligro en la salud integral de la gestante) además de establecer las modificaciones a los artículos 85 a 88 del Código Penal que rige en la actualidad sobre la materia.

Una marea que no para de crecer
El 3 de junio de 2015 encendió una mecha que produjo una especie de reacción en cadena que podría sintetizarse en el arco que va de #NiUnaMenos contra las violencias femicidas y la ruptura de silenciamientos del #YaNoNosCallamosMas, a la construcción de la marea verde con el #SeraLey, el debate por la legalización del aborto y el reclamo por la efectiva implementación de la educación sexual integral (ESI). Si bien la ley que pone en marcha el Programa de Educación Sexual Integral data de 2006, adquirió fuerza de reclamo masivo con la reciente irrupción de los planteos de diversos feminismos en redes sociales, calles y escuelas. También los medios de comunicación se han hecho eco de estas discusiones y como una caja de resonancia, la televisión no deja de dar muestras de lo conquistado y de lo que falta. Sin hacer un análisis exhaustivo, y solo con algunos ejemplos de la primera semana de junio, podemos señalar cómo se mezclan estas cuentas: en un almuerzo clásico de la tele, la conductora pide un aplauso para la familia de un acusado de violación de una niña de diez años. Los comensales apoyan, solo uno visiblemente incómodo, señala que la familia de la niña también la estará pasando mal. ¿Esto pasa ahora o pasaba antes y no lo notábamos? Se lleva a la pantalla una biopic sobre la vida de un boxeador condenado por el asesinato de quien era su pareja y el cartel de promoción indica “ídolo, campeón, femicida”. Fuerte. Hace cuatro años esa escena, salir a la calle y leer ese cartel, era ciencia ficción. Se entregan los premios a la televisión abierta y reconocen como mejor programa humorístico a una oda a la machiruleada añeja mientras que también se premia una ficción que puso en escena el debate sobre el aborto y visibilizó la transición al género autopercibido de un adolescente trans…interpretado por una actriz (sí, todavía falta para que actrices y actores trans interpreten sus propias ficciones, pero hay pequeños cambios). En esa misma ceremonia sube a recibir su galardón una actriz trans por su labor cómica y en vez de hacer chistes, sorprende con un discurso que incomoda al apuntar y pulverizar el concepto de meritocracia: “los pobres no somos brutos, necesitamos posibilidades”. Ahora mismo en la radio se escucha la voz de una jugadora de fútbol femenino en la campaña “Nivelemos la cancha” al tiempo que Las Guerreras, la selección femenina de fútbol participa en Francia por la copa mundial. Por supuesto que hay contradicciones, marchas y contramarchas. Las transformaciones que estamos viviendo producen vértigo, estamos moviendo estructuras que se resisten a caer… y las vamos a tirar abajo.

La Plata 2019: #SomosPlurinacional
Faltan pocos meses para el 34° Encuentro Nacional de Mujeres que ya se palpita como un megaevento en la semana previa a las elecciones presidenciales. La referencia no es caprichosa: en los últimos encuentros hubo represión contra las encuentreras y La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, será un espacio de disputa que necesita que estemos juntas, organizadas y alertas. Los encuentros fueron creciendo en democracia desde que un puñado de feministas se autoconvocó a mediados de los ochenta en el Centro Cultural San Martín de la Ciudad de Buenos Aires. Año a año esa reunión itinerante fue creciendo exponencialmente hasta convertirse en el espacio plural, diverso y multitudinario que organizamos desde que estamos volviendo en micro de la última sede. Nos organizamos para movilizarnos, cruzar el país y ocupar escuelas que durante esos tres días son escenarios de debates acalorados en talleres, que se extienden a las plazas y las marchas. Somos mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries de todas las edades, profesiones y procedencias, que nos encontramos hace años y recibimos a quienes se suman a hacer oír sus demandas en una espectro amplio de diversidades étnicas, sexuales, ideológicas, y también una muestra dolorosa de las desigualdades y conflictos que nos atraviesan. Desde hace unos años —y el año pasado de manera intensa en Chubut— el grito de “Plurinacional” se siente con la intensidad y el tono de quienes reclaman reconocimiento, que cuestionan nombrarnos como “encuentro nacional” cuando la realidad desborda esa nominación homogénea y que señala también que “mujeres” no es la única identidad que nos identifica en ese mar de sujetas. Las plenarias realizadas en la ciudad de La Plata, dan cuenta de estas tensiones que construimos también a lo largo de estos últimos cuatro años. La campaña #SomosPlurinacional3 se propone llenar de contenido estos debates, ponerle imágenes al Encuentro y hacernos reflexionar sobre nuestros posicionamientos, esos que supimos construir, porque articulamos demandas y —como señala el documento en su blog— “nos organizamos contra la trata, los femicidios, por la separación de la iglesia y el estado, contra las políticas de ajuste, los despidos y represión, para que dejen de criminalizarnos, por la libertad y el derecho al goce, para exigir aborto legal, seguro y gratuito”, entre otras exigencias.
El 12, 13 y 14 de octubre ya será primavera y la reunión en territorio Querandí será la sede de disputas en torno a cuerpo, territorio, soberanía y justicia. Nos transformamos en lo que siempre quisimos ser: una colectiva fuerte, poderosa, sobreviviente de mil batallas y que ahora sí que la ven. El balance de cuatro años nos dice: nuestro tiempo es ahora.

*Mariela Acevedo es feminista, licenciada en comunicación y docente. Administra el
portal feminismo gráfico y es editora de Revista Clítoris. Escribe, da clases y realiza tareas
de investigación en el campo de la comunicación, la salud, los géneros y las sexualidades.

1. La Q en la sigla del movimiento de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales se utiliza para incluir otras identidades no binarias.
2. El proyecto http://www.abortolegal.com.ar/proyecto-de-ley-presentado-por-la-campana/
3. La campaña #SomosPlurinacional puede seguirse en redes y también conocer su propuesta a través de su blog https://somosplurinacional.wordpress.com

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