Relatos Indómitos

Una chica fósil

por Marta García

Está en un lugar con coagulación peor que la de la triple frontera. Esperando su hora final para entrar en el tanque de un auto. O en un celular que chupa sangre.
Todo es una herida y ya no hay certezas ni en los chocolates. Se le quema el pan y le quedan lejos los negocios de cercanía. Y lo peor, ya ni sabe qué edad tiene ni a qué época pertenece. Tendrá que hacerse la prueba del carbono 14.

Seguro que en el dispensario de las sierras chicas van a decirle que para eso tiene que ser una trabajadora antes de Cristo muerta y momificada. La reina Nefertiti tiene más derechos que ella a su identidad. Esto es una lucha de clases radiactiva. ¡No dispone de millones de años para convertirse en hidrocarburo!

Al sistema capitalista lo único que le importa es extraerle el litio que yace en su organismo por consumir tantas arvejas. Qué le importa si tiene 100 o 1000 años. Es un almacenamiento.

Cómo se puede detener esta eternidad depredada y conservar la inocencia mientras te meten un isótopo radiactivo por la herida. Cansa esta evolución mal distribuida. No es posible orientarse en un barrio con cuatro despensas y ninguna heladería. Cercado por slots que hablan entre dientes a seres que matan el hambre tragando monedas.

Señor intendente de la casa de las cachadas, qué hace una cuadrilla realizando una perforación hidráulica en nuestros anhelos. Qué somos ahora. ¿Un yacimiento fiscal contra natura?
¡No nos conteste, cachafaz! Esas preguntas no necesitan respuestas ingratas. Solo quieren ser escuchadas antes de morir.

Ella invoca entonces a sus ancestras. Tampoco le contestan. Debe ser que como las pusieron en barriles ya no escuchan. Así que invoca a cualquier meteorito con tiempo libre que la convierta en pulpa de estrellas. Menos. La hecatombe le teme a esa zona.

En fin. Aquí está, esperando hace treinta minutos su turno en una YPF desbordada de seres con comportamiento de feriado puente, a bordo de una abominable máquina hambrienta.
Y cargando el tanque con materia orgánica descompuesta en un proceso descomunal que llevó millones de años para un viaje pelotudo de 30 km.

Y allí se va con sus ancestras, las que al estar prisioneras en el tanque no la pueden ayudar a discernir. Un camión cisterna que transporta combustible aparece delante suyo. Y una encrucijada de paradojas le empaña los multifocales.

Qué hace. ¿Se convierte en meteorito? ¿O sólo lo pasa sin dejar su zona de confort ciudadano?

Sobrepasa al camión. Paga el peaje. Pasa la caminera y llega a una ciudad a la que no le gusta que le discutan en la cara porque está acostumbrada a hablar por la espalda.

Alguien tendría que avisarle que lo que vendrá ya llegó, que ya ha sido manufacturada y puesta en barriles. Viva o muerta. Que ya es una chica fósil.
Y que el meteorito cayó hace rato.

 

Marta García o Marta Drooker es licenciada en Letras en la UNC, escritora y editora en Grupo Editor 7. Una invitación al trabajo colectivo y participativo que reconoce el derecho de les autores sobre sus obras y las regalías que le corresponden.
Foto: Kiyoshi Niyama

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