Bailando en el Café de Hansen

El domingo 29 de marzo en la Avenida Figueroa y Sarmiento se pudieron visitar por primera vez las excavaciones arqueológicas, realizadas durante los meses de enero y febrero de este año, que permiten advertir la compleja historia de lo que fuera el Café de Hansen.

La visita, organizada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires a través de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, reunió una gran cantidad de público e incluyó la actuación de la orquesta “Los Muchachos de antes” que interpretó tangos de la época y estuvo acompañada por parejas de bailarines.

El domingo se pudieron visitar por primera vez las excavaciones arqueológicas, realizadas durante los meses de enero y febrero de este año, que permiten advertir la compleja historia de lo que fuera el Café de Hansen.

Ubicado entre las actuales Figueroa Alcorta y Sarmiento, el edificio  ya existía en tiempos de Juan Manuel de Rosas, como un rancho de paredes de ladrillo, que en 1877  se fue amplia hasta convertirse en el Café de Hansen que se sobrevivió hasta entrado el siglo XX.  Frecuentado durante el día  por jóvenes y familias de la clase alta, el Café de Hansen, trocaba por las noches su apariencia y se convertía en un espacio en el que actuaban orquestas de tango para un público heterogéneo, y donde se enfrentaban taitas y compadritos, tras los  favores de la mítica la Rubia Mireya.

En 1912, cuando se imponían las nuevas modas de un Palermo sin sitios de venta de alcohol y música que para algunos era de gusto discutible, se demolió y sobre ese lugar se hizo la calle Belisario Roldán, que llegaba hasta el viejo velódromo, luego llamado Circuito KDT.
El 26 de Diciembre de 2008 un grupo de arqueólogos halló restos del Café de Hansen, Entre esos pisos y cimientos se encontraron fragmentos de la vida cotidiana de un bar de su tiempo: partes de lo que fueran platos, tazas, copas, botellas de cerveza y ginebra, y restos de las mesas de mármol blanco, rectangulares, que había en el patio sobre rojas baldosas francesas. Junto a túneles de una usina eléctrica que abasteció al parque y había sido mandada construir en 1883 por Domingo Faustino Sarmiento. Reuniendo fotos antiguas, planos, restos arqueológicos y la memoria de quienes siempre quisieron la música ciudadana, se recupera para la Ciudad un sitio tradicional, nostálgico, parte indiscutible de nuestro pasado.