Zoom Histórico: Restaurante Arturito

Por  Gabriel Luna

Corrientes 1124 –entre Libertad y Cerrito-

En 1580, Juan de Garay adjudica a Miguel del Corro, que fuera su cocinero, la manzana ubicada entre las actuales calles Corrientes, Cerrito, Sarmiento, y Libertad. Esta última calle es el límite oeste de la ciudad, los límites norte y sur son dos zanjones: el de Granados y el de Matorras. De modo que el ingreso a la ciudad de diligencias, carretas de bueyes y correo de posta, se hace por el oeste. En particular, las carretas con sustancias alimenticias ingresan por el solar del Corro. En 1595 hay en el lugar un rancho, un pequeño matadero y un mercado de carne, justo donde está el actual Obelisco. En 1612 se recibe el primer cargamento de vino cuyano, se adiciona otro rancho que funciona como pulpería y se agranda el matadero. El lugar se convierte en arrabal, parada de carretas, campamentos de troperos, y concentración de vacas y bueyes entre senderos de bosta. Por esta característica, la de ensuciar los zapatos, la zona se llamó del Taco Verde. En 1650 la aldea crece hacia el oeste, para permitir la edificación el matadero se traslada a la Recoleta. En 1720 comienza la construcción de la iglesia San Nicolás en el predio que ocupara el matadero, se terminará en 1732, al sur hay una plaza donde funciona un Mercado de Frutos -después será el Mercado del Plata, y actualmente el Banco de la Ciudad de Buenos Aires-, al norte de la iglesia hay un camposanto, que llega hasta las actuales Carlos Pellegrini y Lavalle. La calle que pasa por la iglesia se llama San Nicolás -hoy es la Av. Corrientes-. En 1807, durante las segundas Invasiones Inglesas, se acantonan un regimiento del Cuerpo de Patricios en el Mercado de Frutos, y 25 hombres del Tercio de Galicia en la pulpería que fuera del Corro. Los ingleses llegan en número de 6000 desde el oeste, salen de las quintas y los tunales y avanzan a la carrera por todas las calles que conducen al río. Desde el Mercado de Frutos se da el alerta por medio de cohetes, y la columna inglesa que viene por San Nicolás es detenida y desbaratada frente a la pulpería. En 1840 la pulpería se transforma en casa colonial de dos plantas con vivienda arriba, y corral con abasto a la par. En 1880 el establecimiento se llama El Verde, rescatando el nombre de la zona; el aspecto de la casa se mantiene: piso de pinotea, gruesas paredes de ladrillos revocados, y tejas españolas. Sólo se agregan algunas mesas y no se abren vidrieras, pese a denominarse café y almacén. El almacén es famoso por sus quesos de tipo italiano, salados y duros. El café es famoso por sus tertulias tangueras y acaba desplazando al almacén. En 1905 muda de nombre por El Nacional, actúan Juan Maglio y Agustín Berto con su bandoneón. Prospera el tango. La ciudad también se expande como un fuelle por la riqueza de la Pampa Húmeda. Los estancieros encargan a los arquitectos palacios neoclásicos y edificios al estilo francés. El barrio San Nicolás se parece a París -todavía hay lugares, como el Teatro Colón, el Palacio de los Tribunales, o el pasaje Rivarola entre Perón y Mitre, que dan pruebas de esa opulencia-. Se copia la obra urbanística de Haussmann en París, se proyectan anchas avenidas, parques, y diagonales. En 1919 el Gobierno anuncia la construcción de la avenida 9 de Julio, la diagonal R. Sáenz Peña, y el ensanche de Corrientes. La zona de El Verde cae bajo la piqueta. Cae la manzana entera de Corrientes al mil: el circo Hippodrome animado por el famoso payaso Frank Brown, y la iglesia de San Nicolás… lo último en caer fue su torre, donde había flameado, por primera vez en la ciudad, la bandera argentina. También cae el caserón de tejas que fuera El Verde, y en 1924 el arquitecto Tavazza construye en la esquina un edificio de seis pisos con mansarda y cúpula, para el Nuevo Banco Italiano, actual Banco de Crédito Argentino. El terreno lindante, que fuera lugar de abasto y corral de la pulpería, lo adquiere la firma Raggio y Porchieri que monta un almacén mayorista de bebidas alcohólicas. En 1936 se inaugura la avenida 9 de Julio, el ensanche de Corrientes, y el Obelisco. Corrientes es lugar de tanguerías, cafés, teatros y cines. En 1938 la firma Raggio y Porchieri vende la propiedad dividiéndola en dos lotes. En el lote lindante con el Banco se instala la mueblería Toretti. El otro lote lo ocupa la tanguería Marzotto, local austero donde pasan por las noches orquestas famosas como las de Alfredo De Angelis y Pepe Basso, y por las tardes actúa una orquesta de señoritas. En 1942 debuta como solista Astor Piazzolla cuando deja la orquesta de Troilo. En 1950 el Marzotto cierra. Un señor Torres abre un restaurante, lo llama Arturito en honor a su primer hijo. Desde entonces, no hubo mayores cambios en el local, la fachada de madera es la de sus años tangueros: una puerta de dos hojas entre las vidrieras y arriba una serie de ventanitas rebatibles hacia la calle. En los sesenta y setenta, Arturito abre las 24 hs. Hay en su vidriera una heladera iluminada con dorados, ranas como estrellas, y pulpos enormes, que provoca el asombro de los chicos. Piazzolla siguió visitando el lugar, pero para comer con sus músicos pastas y bifes de chorizo. Otro habitué fue el presidente Arturo Illia. La gente lo aplaudía al verlo entrar, pedía siempre milanesa y un cuarto de vino; una señora sin saber qué decirle, lo abrazó. Don Arturo la invitó a su mesa, la Casa nunca le cobró. Hoy, octubre de 2004, está al frente del restaurante Arturito, Roberto Marchesani, hombre cordial, que se ufana de poner en la entrada un cartel que dice simplemente Hay Ranas -haciendo una alusión lunfarda-, y recomienda los mariscos y el tradicional bife de chorizo, ya saboreado en el Marzotto, en El Verde, y en aquella pulpería remota donde se combatió a los ingleses, que fuera antes arrabal, posta de carretas, y límite crepuscular de Buenos Aires.