Brevísima Historia de la Plaza Libertad

 
Por Cristina Peña

-la paradoja de su nombre-

Hacia 1770 el paraje donde hoy se encuentra la Plaza Libertad se conocía como el «hueco» de doña Engracia o Ña Gracia, por una mujer negra, descendiente de esclavos, que era la única que se había animado a vivir ahí. «Huecos» se llamaban entonces a los baldíos de la ciudad, terrenos deshabitados o zonas bajas cruzadas por riachos, donde se reunían cuarteadores, bandidos, pordioseros y tahúres. Ña Gracia vivió muchos años en el «hueco», tenía un rancho de paja rodeado de tunales. En julio de 1809 los vecinos del Socorro, liderados por don Fermín Tocornal, se presentaron ante el Virrey a pedir que el «hueco» de doña Gracia fuera transformado en plaza. Esta solicitud, es aprobada por la flamante Primera Junta, el 11 de julio de 1810, que ordena: «Se proceda inmediatamente al establecimiento de esta nueva plaza, que se denominará de Fernando VII». Es así que durante toda la Guerra de la Independencia y hasta 1822 los porteños tuvieron una plaza en honor al soberano del país que se combatía.
En la época de Rosas este predio se usó de basural, y algunos pordioseros aprovechaban los desperdicios. En 1855, la Plaza, era conocida con el nombre de Mercado de Frutos del Norte, un paraje triste y con mala fama. Este año, la Plaza Libertad ha sido completamente enrejada. A juzgar por esta brevísima historia, su nombre parece una paradoja.