Buenos Aires, ciudad irreal

“…a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí”.
Italo Calvino

En mayo pasado, 33 familias fueron desalojadas del hotel familiar Sur en el barrio de Constitución, calle Brasil 1885. Acamparon en la calle. El clima fue impiadoso. Lluvia y viento. Una inmensa pancarta amarilla se desplomó sobre ellos. En el dorso se leía “En todo estás vos”, y en el reverso se refugiaban del agua los que estaban en la nada.

 La Ciudad está inundada de pancartas, afiches, carteles, folletos, volantes, programas culturales, spots publicitarios, que repiten el eslogan: “En todo estás vos” ¿En todo qué?, me pregunto tratando de encontrar asidero a tan seductor apotegma.

 Según datos consignados por el Ministerio de Hacienda de la Ciudad, en el primer trimestre del año el Gobierno de la Ciudad invirtió el 46,09% de la partida asignada a Publicidad y Propaganda en el presupuesto 2012. Se utilizaron $86.097.356,67 de los $186.800.000,00 estimados para todo el año.

 Volviendo al eslogan, interpretamos que para que esta sentencia tenga asidero, la ejecución presupuestaria de las áreas sociales fundamentales en la Ciudad deben ser acordes a la inversión en el rubro Publicidad y Propaganda. Pero no es así. Existe una notable sub-ejecución presupuestaria en Educación, Salud y Vivienda.

 En Infraestructura escolar, con una partida anual de $293.451.009, se utilizaron $11.186.812,49. Hubo una ejecución presupuestaria del 3,81%.

En el rubro Infraestructura y equipamiento en salud, con una partida anual de  $152.404.895, se utilizaron $4.310.968,53. Hubo una ejecución presupuestaria de apenas el 2,83%.

Al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) se le asignó una partida anual de $754.542.433, de la cual  lleva ejecutados $61.517.200,25. Es decir el 8,15%.

 Si sumamos la inversión en las llamadas áreas sociales fundamentales, obtenemos que en el primer trimestre del año se invirtieron 77 millones de pesos en educación, salud y vivienda. Exactamente 9 millones de pesos menos que el monto que se gastó en publicidad y propaganda: 86 millones.

De todo esto deducimos que existen entonces dos ciudades antagónicas que conviven en un mismo espacio. Una es la que dice ser y la otra es la que realmente es. La primera, en la práctica no existe, pero está omnipresente en la publicidad que nos invade. La segunda es la ciudad real, la que se ve, se huele y se palpa a diario. Una ciudad sin recursos ni insumos en los hospitales, sin gas en el Borda. Una ciudad de escuelas derruidas, con cientos de personas viviendo en la calle. En definitiva, una  ciudad donde el Estado es una gran pancarta que sirve únicamente los días de tormenta, para que los que están en la nada puedan refugiarse.

 

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