El «Tarifazo» llega al Subte

Sarmiento 1551. Martes 21 de junio. Mediodía. Más de 300 personas autoconvocadas pugnan por ingresar a la sala C del Centro Cultural San Martin. Integran la coordinadora barrial en contra del tarifazo y llevan banderas que rezan «no al aumento de la tarifa». Un cordón policial les impide el paso. Las vallas también. Adentro se celebra la audiencia pública para discutir el incremento del subte en la Ciudad de Buenos Aires.

Una Audiencia Pública es un procedimiento orientado a promover la participación social en el control de los operadores de servicios públicos de actividad privada y de los propios organismos controladores. La trampa reside en que no es una instancia vinculante. Es una formalidad, tras la cual, siempre, pero siempre, se resuelve a favor del empresario y en detrimento de los usuarios. Por eso la bronca de los de afuera. Por eso el rechazo de los de adentro.

Los representantes de los trabajadores del subterráneo, asociaciones de consumidores, delegados de estudiantes universitarios, de docentes, y legisladores de distintas fuerzas políticas, que pudieron ingresar, expresan un enérgico rechazo a la tarifa propuesta. Los que están afuera, pugnando, también manifiestan su repudio. A la empresa pública que administra la red esto no le importa. Informa que el pasaje aumentará de 4.50 a 7.50 pesos, con una tarifa social de 4 pesos.[1]

El presidente de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), Juan Pablo Piccardo, confirma el aumento y dice que se concretará entre los «20 días y un mes». Afuera la calle arde, adentro hay abucheos. Piccardo no escucha. Sigue hablando. Anuncia que la llamada «tarifa técnica», que establece el costo total del servicio por viaje sin los subsidios asciende hoy a 13 pesos, 3 pesos más que lo señalado por la auditoría porteña, debido «al incremento en costos de mantenimiento y depreciación de material rodante».

«La mayor corrupción de este país la provocaron las privatizaciones. Cuando el subte se privatizó daba ganancias; alguna vez van a tener que explicar por qué años después además de una tarifa carísima y un servicio malo, terminamos subsidiando a esta empresa y ocasionando una pérdida tremenda a la Ciudad de Buenos Aires», señala el ex diputado porteño Alejandro Bodart (MST- Nueva Izquierda) a la hora de hacer uso de la palabra.

El ex legislador cuestiona la «tarifa técnica» y estima que fue construida para «terminar justificando más aumento y más subsidios» y asegura que nunca pudieron demostrar cómo se calcula.

En esa misma línea, los sucesivos oradores denuncian «que cada vez menos usuarios del subte gozan de la tarifa social», que según el nuevo cuadro tarifario pasará a ser de cuatro pesos.

«Solo el 10 por ciento de los docentes de la Ciudad de Buenos Aires puede acceder al Bono Maestro. Antes eran todos, ahora serán solo los titulares, de las primarias públicas», precisa Rubén Berguier, secretario gremial de la Unión de Trabajadores de la Educación UTE- Ctera.

En representación de los trabajadores de subte, Claudio Dellecarbonara señala que el aumento acumulado del subte alcanza en poco más de tres años el 580 por ciento, lo que significa un «gran golpe para todos los usuarios» y denuncia «a los empresarios que hacen del servicio público un negocio».

«El desorbitado aumento de la tarifa muestra una agresión a los trabajadores que son los que usan el subte no puede justificarse con la variable de precios», expresa Gabriel Fucks, legislador por el Frente para la Victoria, y cuestiona que «no se hayan detallado los costos de explotación para poder hacer el cálculo de la tarifa técnica».

Fernando Fontenla, de la asociación de consumidores, califica la tarifa técnica de Metrovías como «incorrecta porque no refleja la tasa de ganancia de la empresa, lo que indica que Metrovías estaría trabajando ad honorem».

Adentro hay bronca. Afuera la calle brama. En el apartado empresarial no cuentan las voces, ni las protestas de los usuarios. Sólo importa el dinero.

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[1] Tarifa social. El cuadro tarifario anunciado por Piccardo establece una tarifa social de 4 pesos promedio que se traduce en «costo cero para jubilados, escolares y personas con capacidades diferentes: 1.67 pesos para estudiantes secundarios y terciarios, de 3.63 pesos para maestros de escuelas primarias públicas; y de 2.50 pesos para el Premetro».

Además, el nuevo cuadro estipula descuentos para los usuarios frecuentes del 20 por ciento para los que viajan más de 21 veces por mes; de 30 por ciento, para después del viaje número 31; y de 40 por ciento a partir del viaje 41 del mes.

Foto: Carlos Brigo

 

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