¿Infierno en «El Centro de Buenos Aires?

por Laura Molina

“Voy al Centro sólo a trabajar”.

“Cuando tengo que hacer un trámite”.

“Yo voy de noche a los restaurantes, a las librerías y a los teatros del Centro, de día es insoportable”.

“Siento el aire pesado, caliente”. 

“Me afectan los ruidos y los resplandores”.

“Taladros neumáticos, obras permanentes en las veredas, basura”.

“Ni loca que estuviera, viviría ahí”.

“Trato de evitar el Centro en verano”.

Los de arriba son fragmentos de quejas, críticas y comentarios de vecinos y vecinas de esta Ciudad Autónoma y “Doliente” de Buenos Aires, recibidos en el Periódico VAS . Ese lugar llamado El Centro es nuestro barrio San Nicolás, está comprendido entre Av. Córdoba, Av. Callao, Av. Rivadavia, Av. Madero, tiene por eje el Obelisco (ver el plano ilustración en la página 23 de este ejemplar), y es realmente centro cultural y comercial, centro financiero, lugar histórico y fundacional de la Ciudad. Pese a estas credenciales, el lugar se está convirtiendo en incómodo. En concreto. Los vecinos se quejan del nuevo embaldosado de color claro que cubre las veredas de las calles Corrientes, Uruguay y Lavalle, porque sumado al calentamiento global el embaldosado contribuye a transformar el lugar en una especie de horno y además emite resplandores molestos capaces de producir accidentes. Los vecinos se quejan por la falta de seguridad en la vía pública porque hay gran cantidad de arrebatos. Se quejan de la suciedad, de las plazas cercadas, y de las obras permanentes o paralizadas que forman verdaderos obstáculos arquitectónicos en las veredas. Los vecinos reclaman un Hospital Municipal o al menos un Centro de Salud, porque el barrio San Nicolás no tiene uno ni otro, pese a ser la zona más transitada de la Ciudad. Los vecinos sufren el aire pesado y enrarecido, viciado por la combustión de vehículos, el asfalto, la masa edilicia y el embaldosado de marras; y proponen un arbolado frondoso en la calle Corrientes y sus adyacencias, que serviría para oxigenar el aire, bajar las altas temperaturas, atenuar los ruidos, y dar al lugar una agradable configuración de paseo. Para muchos porteños El Centro se ha convertido en una especie de infierno. Y no se trata sólo del calor sino de la sensación de castigo. Porque una cosa es sufrir un accidente o una inclemencia climática en un páramo, y otra muy distinta, sufrirlo en una ciudad y darte cuenta de que es la propia organización de esa ciudad la que te provoca molestias, malestares y daños. No quiero decir con esto que no haya de por sí accidentes, problemas de salud, inclemencias climáticas, etcétera. Digo que no vivimos en un páramo sino en una ciudad que debería ser protectora y confortable, y no lo es. Llegado a este punto, hay una pregunta sencilla y tal vez inocente que surge espontánea. ¿Por qué la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que recauda más de 6.000 millones de pesos por año no resulta protectora y confortable para sus habitantes? La respuesta que dan nuestros vecinos es que la Ciudad está mal administrada, o que está administrada en función de los intereses de una minoría y para quebrantos del resto. Esto, si uno o una es parte de ese resto, es lo que genera la sensación de castigo. Y de aquí surge otra pregunta: ¿Son los administradores, es decir nuestros gobernantes, inútiles o verdugos? ¿O son una mezcla de ambos? Pero volvamos al barrio San Nicolás, al Centro, y expongamos en los problemas concretos del barrio estas preguntas y busquemos las respuestas. En la calle Corrientes desde Callao hasta el Obelisco se ha terminado el ensanche de las veredas pero no hay un solo árbol. El proyecto de ensanche de veredas fue publicado en varios medios a partir de 1999 e incluía árboles (206 para ser precisa) y bancos. La idea de ensanchar las veredas era para hacer un paseo y reflotar la mejor época de Corrientes potenciando la vida social en la calle. Sin embargo, según información obtenida por Periódico VAS del C.G.P.(1) N°1 a cargo de la Lic. María Estela Moreno, el proyecto ejecutado no fue el publicado por los medios. De modo que el vecino fue burlado y el Gobierno de la Ciudad, pese a su discurso “participativo” no anticipó un acto que perjudicaría a mucha gente. En el año 2005 se iniciaron las obras. Un grupo de vecinos de San Nicolás alarmado por las deficiencias y el embaldosado claro de marras, se reunió con el Lic. Sebastián Gramajo, por entonces director del C.G.P. N°1. Gramajo (actualmente diputado porteño) prometió coordinar una reunión entre los vecinos y Ricardo Feletti, secretario de infraestructura y planeamiento de la Ciudad, la reunión nunca se realizó. (2) En enero de 2007 se colocaron en Av. Corrientes unos arbolitos en el tramo que va de la calle 25 de Mayo hasta el Obelisco, no hay todavía nada plantado desde el Obelisco hasta Callao. Los arbolitos en cuestión son crespones o lagerstroemias, según nos informa amablemente el vecino Roberto López Suárez. Plantas de hermosa floración pero de lento crecimiento y muchos cuidados. No se convierten en árboles frondosos y son más propias de jardines o de veredas estrechas que de avenidas o paseos. Me comuniqué con el Ministerio de Espacio Público, nos dice López Suárez, y me contestaron que los crespones eran adecuados para Corrientes por sus raíces poco profundas que no llegarán hasta el Subte. La respuesta no me convenció porque pasando Callao, hay en la calle Corrientes árboles frondosos sobre el Subte. Sobre la seguridad en la vía pública, Roberto López Suárez nos cuenta una historia curiosa. Un vendedor de diarios le advierte de que no debe transitar por la calle Maipú entre Lavalle y Corrientes porque ahora puede sufrir un arrebato. ¿Por qué antes se podía pasar sin peligro y ahora no? Porque falleció El Loco, responde el diarero. ¿Y quién era El Loco? El guardián de la cuadra, dice el diarero, vivía ahí, dormía en un umbral y corría a los carteristas con un palo cuando se acercaban, los conocía a todos, ahora la cuadra es insegura. Esta pequeña historia es ejemplar: porque si un loco desvalido, sin techo, y provisto de un palo puede enfrentar distintas bandas de delincuentes y mantener la seguridad de una cuadra; qué podría hacer la Policía Federal si quisiera, provista de miles de efectivos, móviles, comisarías, armas sofisticadas, equipos de comunicación, recursos informáticos, y conocimiento preciso -por décadas de presencia en las calles- de cuales son y como operan las bandas. Sobre la salud pública. Hace más de cuatro años, algunos vecinos de San Nicolás integraron ese simulacro de Presupuesto Participado lanzado por el entonces jefe de gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra. La idea era que los vecinos, con mecanismos de democracia directa, determinaran prioridades y orientaran recursos del Presupuesto de la Ciudad para solucionar problemas y necesidades de cada barrio. Los vecinos de San Nicolás determinaron como primera prioridad la construcción de un Centro de Salud en un predio municipal ubicado en la calle Viamonte 1747 (entre Av. Callao y Rodríguez Peña). Han pasado más de cuatro años, el frente del lugar está tapiado y no hay señales de trabajo. Hay, eso sí, un cartel que dice: “Nuevo Centro de Salud y Acción Comunitaria”, y más abajo, “Financiamiento del B.I.D. (Banco Interamericano de Desarrollo) 1107/OC-AR”. No hay planos a la vista ni fecha de finalización de obra. Tampoco el C.G.P. N°1, a solicitud del Periódico al VAS mostró ningún plano que, de existir, debería exhibir o mostrar a cualquiera por tratarse de una obra pública. Y fueron infructuosos los llamados del VAS al Ministerio de Salud Pública de la Ciudad TE 4323-9000 int. 3084; 3300 C.E.S.A.C. Cuando se enteraron de quiénes éramos y de qué queríamos saber, nos derivaron a un laberinto de internos sin salida. No sabemos, dadas las circunstancias, si el Centro de Salud se construirá algún día. Pero hay un dato muy curioso, de construirse, según el cartel, lo financiará el B.I.D. con el correspondiente aumento de la deuda externa. ¿Acaso los vecinos de San Nicolás hicieron el Presupuesto Participativo con el Banco Interamericano de Desarrollo? Respecto a la suciedad de las calles. Hace más de dos años, una vecina de San Nicolás, la señora Asunción Reino Bardanca de Pose, dueña de la confitería y panadería La Bouchée en la calle Talcahuano 347 propuso una solución relativamente sencilla para la limpieza de las calles que estaba dando buenos resultados en Galicia y en la ciudad de Montevideo. Periódico VAS transmitió la propuesta a la Lic. María Estela Moreno, directora del C.G.P. N°1. Esta propuesta u otra similar se implementó a medias, con resultados también medios, es decir, “mediocres”. Final del tema. Otra cuestión que exaspera a los vecinos es la cantidad de obras públicas que se emprenden simultáneamente sin ton ni son. Porque ocurre que la mitad de ellas están paralizadas, la otra mitad avanza muy lentamente, y el resultado es que el peatón debe avanzar entre andamios o veredas rotas como trincheras, y ensordecido a cualquier hora por taladros neumáticos. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que se gastan enormes recursos para armar una escenografía dedicada al turismo y a los comicios, y no se resuelven los problemas de fondo que afectan al vecino. Ejemplos: Se levantan las veredas de plaza Lavalle, se restaura el teatro Colón cercando la plazoleta Toscanini, hay cercas y obras en las plazoletas de Av. 9 de Julio y en la plaza de La República, andamios desde hace meses en el teatro General San Martín sobre calle Corrientes, otra plaza seca cercada en la esquina de Paraná y Sarmiento, y dos obradores que ocupan las superficies de un mono-ambiente implantados desde hace un año en las esquinas de Uruguay y Corrientes, y de Córdoba y Rodríguez Peña, según los carteles se instalarán en dichas esquinas sendos ascensores para los subtes B y D. ¿Pero por qué están los obradores molestando a los vecinos desde hace más de un año? ¿Cuánto tiempo se necesita para instalar un ascensor?, pregunta un vecino. Lo grave es que mientras están en curso estas obras acarreando enormes gastos y molestias, no se resuelven los problemas esenciales. El vecino sigue respirando aire saturado. El barrio sigue sin Hospital Municipal ni Centro de Salud; y los hospitales más cercanos, el Clínicas y el Rivadavia, están hechos pedazos (ver la nota del Hospital Rivadavia, pag. de este ejemplar). Esto desemboca en la pregunta de más arriba. ¿Nuestros gobernantes, son inútiles o verdugos? Jorge Telerman, el actual jefe de gobierno de la Ciudad, está montando en nuestro barrio y en toda la Ciudad una inmensa escenografía con vistas a las próximas elecciones del 3 de junio. Antes de esa fecha, aparecerán las plazas y las plazoletas remodeladas, funcionarán los ascensores, se iluminarán los edificios restaurados, florecerán las lagerstroemias; y Telerman, impecable y sonriente, saldrá a escena entre las torres de Puerto Madero o en el teatro General San Martín, recorrerá las obras rodeado de camarógrafos, noteros mercenarios, lameculos de ocasión, y tal vez cierre su campaña junto al Obelisco con show de Mercedes Sosa, luminarias y flamantes plazoletas. Qué linda quedó Buenos Aires, ¿no? ¡Parece una ciudad europea! Telerman es un afrancesado confeso, dice un vecino. Y otro ataca: por qué entonces no se va a gobernar la ciudad de París…

C.G.P. siglas de Centro de Gestión y Participación. Hay 15 C.G.P. en la Ciudad y dependen del Ministerio de Gestión Pública y Descentralización, actualmente conducido por Roy Cortina.