La frescura de los niños en la exposición de Francis Alys

por Mercedes Ezquiaga

En el marco de la exposición «Relato de una negociación», del artista belga Francis Alÿs, el Malba organizó una visita guiada para niños de entre cinco y 11 años titulada «Viajando con Francis Alÿs», para realizar un viaje imaginario por distintas geografías y tender puentes simbólicos entre personas y lugares, tal como lo hace el creador en sus obras.
Cerca de las tres de la tarde, casi una docena de niños de diferentes edades -trencitas, anteojos, vestiditos, ojotas-, acompañados por sus padres, se sentaron en las escalinatas que dan a la sala de planta baja del museo para escuchar a las simpáticas guías, Dani y Sol, contar qué es un museo, qué significa Malba y si alguna vez habían viajado.
Muchos se sorprendían y preguntaban por la escultura de un huevo gigante, reconstrucción de la obra de los años 60 de Federico Peralta Ramos, «Nosotros afuera», pero esa obra es parte de otra exposición, explicaban las guías, tratando de concentrar toda la atención en Alys.
¿Qué guardan los museos? «Esculturas», suelta una niña de trencitas y las guías completan: «Como este es un museo de arte, vamos a ver muestras de arte» y de Latinoamérica ¿Qué sabemos de Latinoamérica?
«La mayoría hablamos español», dice otro nene, muy despabilado. A lo largo de una hora, los niños, con su candidez y espontaneidad, inteligencia y astucia, algunos más tímidos que otros, se convierten en absolutos protagonistas del museo.
«Vamos a ver la muestra de un artista que nos vino a visitar por unos meses al museo (una muestra temporaria), Francis, un artista que nació en Bélgica pero que hace muchos años se fue a vivir a México», explica una de las guías, y pregunta: «¿Qué países están en Latinoamérica?»
Una niña tímida levanta la mano …Chile. Y también Brasil, Uruguay, Paraguay, van agregando los demás.
«Bueno, Alys es como un explorador, cada vez que emprende un viaje lleva con él un cuaderno de notas, un cuaderno de viaje ¿Quién tuvo alguna vez un cuaderno de viaje?» Ornella levanta la mano.
«¿Y a qué lugares del mundo les gustaría viajar?» «A Disney», «A Japón», «A Brasil», suelta finalmente Agustín. «Yo sé cómo es Brasil!», dice otro niño, triunfal «¿Fuiste?». «No, pero vi una foto».
Rápidamente, los chicos se entusiasman y están enganchados con los interrogantes de las guías, aunque aún, sentados en el hall de ingreso al museo, no saben con qué se van a encontrar: Alys es un artista que se mueve por todos los soportes -pintura, dibujo, escultura, video- para abordar diversas realidades políticas y sociales de diferentes ciudades del mundo, con métodos poéticos y alegóricos.
Finalmente, todos suben por las escaleras mecánicas, camino al segundo piso, donde se encuentra la exposición «Relato de una negociación». Es hermoso escuchar a los chicos deconstruir el significado de cada palabra, llevarlas a su significado más primigenio, analizar desde la frescura total.
«¿Qué es un relato?», pregunta Dani. «Una historia», responde rapidísimo un niño de rulitos. «¿Y qué es una negociación?», inquiere otra vez. «Cuando se compra y se vende algo». No hay respuestas incorrectas en este paseo por el museo.
«Es que a veces, para sus obras, Francis necesitaba conseguir cosas muy especiales, y tenía que negociar», explica Sol, la otra encargada de la visita.
Una vez dentro de la sala, los chicos ingresan a una suerte de sala de cine, varios de ellos se sientan en el piso, para mirar el video de la obra «No cruzarás el puente antes de llegar al río», que muestra una larguísima hilera de niños que cargan en sus manos botes de juguetes -hechos con ojotas y pantuflas- ingresando al mar desde la costa, justo en el Estrecho de Gibraltar.
Una de las hileras ingresa al río desde Africa, y la otra fila hace lo propio, al mismo tiempo, desde Europa, con la idea de construir puentes metafóricos entre tierras apartadas, en más de un sentido. «¿Se encontrarán las dos filas?», se lee en el video, mientras algunos chicos repiten, en voz alta, los subtítulos.
Una vez finalizado el video, los chicos salen a la sala expositiva y tienen la consigna de encontrar obras que utilicen los mismos elementos que vieron en el video, por ejemplo, los barquitos de juguetes, alineados uno junto al otro, sin navegar sobre el piso de madera del salón.
Los niños se sientan en dos grupos, en dos islas, señalizadas por cinta de color, y comienza el debate. «¿A dónde fue Francis?», preguntan las anfitrionas, y se escucha por aquí y por allá: «A una ciudad de Europa y a otra de Africa». «No eran veleros de verdad». «Unos chicos de Africa y otros chicos de Europa entraron al mar». «El agua les llegaba hasta el cuello». «El río los divide», advierte ahora Valentín, y dice que le recuerda al Muro de Berlín.
«¿Y cualquiera puede entrar a cualquier país del mundo? ¿Lo saben?», quiere saber Sol y agrega: «Lamentablemente no, no se puede entrar a cualquier país del mundo, a veces se necesita un papel que se llama visa». «Como las Islas Malvinas», suelta con naturalidad otro de los chicos.
Ahora, las guías quieren saber cómo se pueden unir dos lugares diferentes, dos cosas separadas. «Con un puente», es una de las respuestas más frecuentes entre los chicos, y todos se sientan en el piso de la sala a pegar y colorear en hojas en blanco y tratar de unir, con imágenes y lápices de colores, universos y culturas diferentes: planetas, satélites, personas, vestimentas y comidas de otras culturas.
Finalmente se exhiben los trabajos de todos y los chicos tienen permitido despegar la cinta de cada isla, del piso, que los separa, borrar las fronteras, y volver a unirse en un solo grupo.
La visita guiada para niños «Viajando con Francis Alÿs», organizada por el equipo de educación del Malba, que coordina Renata Cervetto, se repite los jueves 28 de enero, 4 y 11 de febrero; domingo 24 y 31 de enero, 7 y 14 de febrero, a las 15, dirigido a chicos y chicas entre 5 y 11 años acompañados por un adulto, en Avenida Figueroa Alcorta 3415.

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