¿Qué hay en tu plato? Una aproximación al consumo responsable

por Belén Burgstaller

Durante los últimos años, y de manera más intensa en los últimos meses, la discusión respecto al precio de los bienes de consumo se ha vuelto protagonista en los medios de comunicación, en las charlas en las oficinas y en reuniones con amigos. La cadena de producción y de comercialización parece ser un agujero negro, donde al consumidor ciego sólo le queda aceptar las reglas de juego que no controla. Durante los primeros 3 meses del 2014 los alimentos acumularon una suba de 11,2 por ciento, según Consumidores Libres, y las expectativas inflacionarias no dan muestra de una mejora.

Mientras los distintos poderes económicos y políticos se echan culpas, ¿qué puede hacer el consumidor? Mucho. Hay todo un circuito alternativo para conocer que no sólo va a repercutir en nuestros bolsillos sino que, además, va a mejorar nuestra calidad de vida. El consumo responsable repercute generando un impacto ambiental, social y en la salud de cada individuo. La industrialización de la producción genera, no sólo un sistema de explotación de la clase trabajadora fenomenal, sino también la contaminación del suelo que habitamos, del aire que respiramos, del agua que tomamos y la destrucción del medioambiente. Cuando uno consume el resultado de esta cadena en forma de producto contribuye a su reproducción. Si bien, por estas épocas ya es imposible salir por completo de la cadena de consumo masiva, se pueden hacer pequeños aportes.

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Son muchas las experiencias a través de las cuales se puede realizar un consumo diferente, ya sea enfocándonos en los precios de los productos, en el impacto social o en el ambiental. Estas nos invitan a reflexionar, además, sobre qué ponemos en nuestro plato. ¿Hay la cantidad suficiente de frutas y verduras? ¿Tus lácteos y panificados tienen más químicos o más componentes nutricionales?

Precios justos, la búsqueda eterna
En una primera aproximación al consumo responsable, notamos que la búsqueda de un precio justo es posible si nos disponemos a encontrarnos con el productor de manera directa o con un intermediario que actúe de manera positiva. El Mercado Central es nuestra primera opción. Ubicado en el barrio de Tapiales, es un excelente lugar para encontrarse con los productores de frutas y verduras de todo el país. Los precios de los productos difieren en gran medida con los que vemos en las góndolas de los supermercados y almacenes: 2 kilos de tomate, 16 pesos; 2 kilos de zapallito, 15 pesos; 2 kilos de berenjena, 12 pesos; 3 kilos de cebolla, 15 pesos; 2 kilos de manzana, 14 pesos; 1 kilo de lechuga, 3 pesos. Además, se ofrecen otros productos alimenticios como asado por 26 pesos el kilo, 10 prepizzas a 50 pesos, 30 huevos a 24 pesos, el de queso 42 o caco dulce 35 pesos el kilo.

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Pero para quienes están lejos o no tienen tiempo para ir hasta el Mercado Central, la Barata del Central les ofrece una buena opción: “En la barata ofrecemos canastas de frutas y verduras pensadas para el consumo de una semana y tenemos tres opciones de acuerdo a como se componga tu casa, por ejemplo para dos personas, cuatro o con productos un poco más costosos”, explicó Romina Figliozzi, una de las creadoras de este emprendimiento familiar. Las canastas contienen productos adquiridos en la feria mayoristas del Mercado Central y son ofrecidas a través de internet. En la página web: www.labaratadelcentral.com.ar, se publican los productos que traerán cada semana las canastas y uno selecciona la que desea, completa sus datos, dirección y horario en que prefiere que sea la entrega, y se la llevan a su casa. La distribución se realiza en la gran mayoría de los barrios de Capital Federal y en la zona norte de la provincia de Buenos Aires. También está la opción de retirarlas por su local ubicado en Nicaragua 5539.

La canasta uno cuesta 83 pesos, y trae 6 kilos, la dos cuesta 137 pesos y la tres 179 pesos. El precio de los productos es menor que en el resto de las verdulerías ya que no tienen stock y compran lo justo para los pedidos de cada día. “Nosotros apuntamos a que con este sistema cualquier persona de cualquier barrio pueda tener acceso a una cantidad de frutas y verduras a muy buen precio. Si vos comprás todo lo mismo que te trae la canasta en las cadenas de supermercados te sale un 50 por ciento más caro. Entonces, pensamos que si armamos un combo que te llegue todas las semanas a tu casa, te desliga del tema de la verdulería y tenés un poquito de cada cosa”, aseguró Figliozzi.

Además, la Organización Mundial de la Salud recomienda comer 5 frutas o verduras por día para evitar muchas enfermedades. En Argentina el promedio de consumo de frutas y verduras es de 1,4 porciones. Esas 5 porciones que recomiendan equivalen 400 gramos, exactamente la misma cantidad que te viene en la canasta uno.

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Impacto Social
La producción en masa y los empresarios encargados de llevarla a cabo ponen reglas de funcionamiento muchas veces alejadas de los derechos laborales consagrados. En contraposición, la economía social plantea otro sistema de trabajo que prioriza valores como la solidaridad. En el Mercado de Bonpland podemos encontrarnos con muchas de estas experiencias, desde productos alimenticios como los que ofrece la cooperativa La Asamblearia o el Centro de Comercialización de Productos de la Agricultura Familiar (CECOPAF), ropa artesanal de la cooperativa Soncko Argentino hasta adornos y artículos de cocina hechos por los productores de la Cooperativa Red del Campo.

“Pertenecemos a la Fundación La Alameda y a la Cooperativa 20 de Diciembre que hace remeras. Remeras para chicos y adultos. Dentro de poco, también vamos a traer buzos. Una remera sale 120 pesos y si es de mangas largas, 130 pesos. Además, comprando acá sabés que no viene del trabajo esclavo”, detalló Aníbal Castellar miembro de Fundación La Alameda que lucha contra la trata de personas, contra el trabajo esclavo y denuncia a las grandes marcas textiles. La Cooperativa 20 de Diciembre, está conformada por 15 personas que fueron sometidas en talleres clandestinos al trabajo esclavo. También, hay remeras que hacen miembros de la comunidad originaria QOM a los que la fundación les dio su apoyo.

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“Las cooperativas de trabajo tienen por finalidad no una tasa de lucro muy importante, sino poder darle trabajo digno a sus asociados. Entonces, se mejoran las condiciones de trabajo y el valor hora que están cobrando, logrando de este modo dignificar la mano de obra. Cuando vos comprás una remera de La Alameda sabés que es libre de trabajo esclavo y sabés que estás ayudando a alguien que en algún momento fue un esclavo, esta es una responsabilidad social”- afirmó Carlos Beizun, abogado de la fundación y agregó Castellar – “Para generar los productos que se ofrecen acá sabés que se trabajó como debe ser, no 15 horas por dos mangos. Una remera de esta misma calidad de una de las grandes marcas te puede salir 300 pesos y eso tiene que ver con una especulación: en el rubro textil la tasa de ganancia es altísima”. Además, tiene su espacio el stand de la cooperativa LACAR que se formó con los trabajadores despedidos de esa empresa. Gracias al acompañamiento de la Fundación hoy ofrecen camperas rompevientos, polar, camperas de abrigo y para la nieve. (Más información: www.fundacionalameda.org)

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Entre las opciones del rubro gastronómico encontramos al Colectivo Solidario, una experiencia que reúne una cooperativa de trabajo y cooperativas de consumo: “nosotros ayudamos a productores que no pueden llegar al supermercado por las condiciones que les imponen, y trabajamos con cooperativas y fabricas recuperadas de todo el país. La idea es generar un canal de venta y acercar al productor y al consumidor para saber qué estás comiendo y a quién le estás comprando”, contó Martín Smilevitz miembro de Colectivo Solidario.

Cuando la gente se acerca al puesto está interesada en saber desde dónde viene el producto, cómo está hecho, si es orgánico o no, hasta cómo es la experiencia de trabajo de la cooperativa productora. Es una gran variedad de artículos la que se ofrece: tomates, panificados, dulces, pizzas, mozzarella, fiambres de Torgelón (fábrica recuperada), chocolate de Arrufat (cooperativa), yerba de diferentes cooperativas de Misiones, pastas Sur (cooperativa), miel de la cooperativa El Espinal de Entre Ríos e incluso desde Jujuy llegan productos deshidratados como sopas. En la mayoría de los procesos productivos que realizan no intervienen productos químicos.

“Nosotros tratamos de promover el consumo responsable que es un cambio de conciencia, instando a la población a prestar más atención a quién le está comprando, quizás uno no se da cuenta y está apoyando a una o dos empresas que tienen el monopolio de muchos productos y hay un montón de productores que no pueden vender. Además, ahora podés encontrar en la economía social y solidaria precios supercompetitivos e incluso más baratos, porque cuando los precios suben y es una escalada que no para, está bueno empezar a explotar otras alternativas”, explicó Smilevitz.

Además, el Colectivo Solidario trabaja con diferentes grupos de consumo a los que distribuye mercadería. Ellos realizan su pedido, o bien pueden elegir la canasta que el Colectivo les ofrece y se lo acercan. Los conforman diferentes comunidades, hay gente de escuelas que se agrupa, vecinos del barrio, etc. Del ahorro que realizan estos grupos de consumo, se les ofrece que reinviertan un porcentaje en la economía solidaria o en un proyecto social. (Más información: www.colectivosolidario.org[email protected][email protected])

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El Mercado de Bonpland es un lugar de encuentro entre los consumidores y los productores, por lo cual se evita mayormente la intermediación especulativa y se mejora el precio para el productor. Está ubicado en el barrio de Palermo, en la calle Bonpland al 1660 y abre los días martes, miércoles, viernes y sábados de 10 a 20 horas. (Más información: www.facebook.com/mercadobonpland)

¿Qué comemos cuando comemos?
Otra de las aristas del consumo responsable tiene que ver con empezar a cuestionarnos sobre el origen de los alimentos que ponemos en nuestro plato. La producción en grandes cantidades y la disposición para la reducción de costos hacen que se utilicen productos químicos como fertilizantes, conservantes o insecticidas que disminuyen los valores nutricionales de los alimentos y dañan nuestra salud. Sin embargo, existen diversos emprendimientos que producen de manera orgánica y agroecológica. En la feria itinerante de alimentos saludables “Buenos Aires Market”, se ofrece gran variedad de estos productos. “Vas a encontrar microemprendimientos, cooperativas, restaurantes orgánicos, naturales y macrobióticos de todo el país, productores directos como Tallo Verde que tiene su propia huerta, cooperativas como La Choza que tiene sus lácticos y verduras, productores orgánicos como Schatzi o restaurantes veganos como Casa Vegana”, describió Irene Huerta, productora encargada de la organización del evento.

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Buenos Aires Market es una feria itinerante que se realiza durante un fin de semana por mes, en distintas locaciones de la Ciudad de Buenos Aires, organizada por la revista gastronómica JOY. Cuenta con la participación de 70 productores y se ofrecen más de 600 artículos. Durante el paseo se puede degustar sin cargo productos saludables y orgánicos tales como cerveza artesanal, semillas, quesos, vino de kiwi, trucha orgánica y miel. Además, hay puestos de comida de distintas corrientes gastronómicas como raw food, macrobiótica, orgánica y vegana; por lo que puede ser una buena oportunidad para almorzar o merendar alimentos diferentes y probar nuevos sabores y descubrir texturas.

“En la producción orgánica se cultiva sin agrotóxicos, respetando los productos de estación en su tiempo de cultivo, sin nada de fertilizantes agresivos; por ejemplo, en cuanto a los productos de granja sabés que los que estás consumiendo no tienen hormonas ni antibióticos, ni fueron distorsionados ni tocados en su proceso de crecimiento. No se interviene con nada y eso es muy importante para la salud”, explicó Huerta.

También se ofrecen talleres y charlas informativas, como por ejemplo para aprender hacer una huerta doméstica, cómo elaborar dulces y conservas naturales, o sobre nutrición. Durante los días 12 y 13 de abril la feria va a estar en el distrito audiovisual de Dorrego, con entrada libre y gratuita. (Más información: www.buenosairesmarket.com).

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Otra de las posibilidades que hay en la ciudad para adquirir productos orgánicos es el Mercado Punto Verde ubicado en Dorrego al 1429. Abre sus puertas los miércoles, viernes y sábados de 10 a 19 horas para ofrecer una gran variedad de productos. La mayoría de los puestos pertenecen a microemprendedores que trabajan con cooperativas que los proveen de materias primas y son productores directos. “El concepto de la feria es orgánico-natural, casero y sin agregados. Hay toallitas femeninas de tela, pañales de tela, copitas menstruales que son no descartables, cosmética natural para evitar residuos no biodegradables, remeras para amamantar que son remeras abiertas en el pecho para amamantar sin tener que desvestirse, productos alimenticios como lácteos, huevos, panificados, yerbas, semillas, granos, verduras, frutas y productos más elaborados como alfajores”, contó Aniela Jiménez, quien inició el mercado y es la encargada de su organización.

Los productos que se ofrecen cuentan con una calidad nutricional mayor, dado que no se utilizan agregados químicos: no tienen ni aditivos ni conservantes, ni colorantes necesarios para la producción a gran escala. “Que el consumidor pueda comprarle directo al productor le permite un crecimiento al pequeño productor que si no tiene que vender a una industria que lo explota. Uno sabe a quién le está comprando, uno sabe que ese pan lo hizo el señor al que le va a comprar y le cuenta cómo lo hizo; a la gente que viene le gusta poder hablar con el productor, con la persona que sabe de dónde sale lo que va a consumir”- explicó Jiménez y concluyó- “La mayoría de los que se acercan no son macrobióticos ni veganos, son temas que se van difundiendo y la gente se va acercando paulatinamente y no necesariamente cambia todas sus costumbres sino que agrega a su dieta algún producto o empieza a modificar hábitos alimenticios”.
También se dictan talleres de alimentación, de nutrición, de cosmética, de reciclado de aceitede cocina para hacer jabones de uso cosmético y se realizan proyecciones de películas documentales. (Más información: www.facebook.com/mercadopuntoverde o www.mercadopuntoverde.com.ar).

Ya sea para cuidar nuestra salud y no ingerir venenos innecesarios, para no contaminar el medioambiente o para dejar de apoyar a empresas monopólicas y explotadoras es necesario que empecemos a preguntarnos qué hay en nuestros platos.

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