Crónica de una Locura Cotidiana

por María de los Angeles Alemandi

«Todos los hombres están locos, y el que no quiera reconocerlo, debe encerrarse en su cuarto y romper el espejo». Marqués de Sade

Hoy en día creo que estamos todos un poco locos. Si no que levante la mano quien viva un «estado de completo bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia», como define la OMS a la salud. Uno puede no estar enfermo, pero eso no implica estar sano. Uno puede no estar depresivo ni ser esquizofrénico, puede no sufrir trastornos bipolares ni ataques de pánico, pero eso no garantiza que uno disponga de salud mental. Es iluso hablar de pleno bienestar en un contexto sociopolítico donde resuenan palabras como retenciones, inflación, corrupción, violencia, miseria, desocupación.
En la vorágine de la vida cotidiana muchos sentimos por momentos que nos volvemos locos. Vivimos en un mundo injusto, deshumanizado, ficticio y acelerado. Y sabemos que algo anda mal porque la angustia crece.

«Sólo enfermando al vecino, es como uno se convence de su propia Salud». Dostoyeski

I- DE TRATOS Y MALTRATOS

«Trabajo en una empresa de salud como recepcionista y no resulta fácil. La gente es agresiva, intolerante, mal educada. El paciente nos mira y no nos reconoce, no ve individuos del otro lado del mostrador, no dialoga y tampoco escucha, no admite cuando se equivoca porque es más cómodo echarnos la culpa, si necesita un favor lo exige y siempre peca de mal agradecido. La mayoría sólo valora su tiempo y no tiene tolerancia en la sala de espera, pero en el consultorio se enfada si el médico la atiende rápido. Dicen que los que trabajamos en atención al cliente no tenemos tolerancia ni derrochamos sonrisas… pero tenemos nuestras razones». María

La locura se siente en el cuerpo. En la actualidad los antidepresivos y los ansiolíticos se consumen como si fuesen analgésicos; los trastornos alimenticios se incrementan, como los disturbios en el sueño, la digestión, la respiración, y son frecuentes las dolencias. Se padecen estados de miedo, ira, envidia, celos, ansiedad, resentimiento y angustia.

II- UN TRABAJO DE LOCOS QUE TE DA COHERENCIA

Para Freud la salud se resumía en dos palabras: amar y trabajar. Tener un empleo nos permite planear un proyecto de vida, nos da identidad, nos posibilita relacionarnos con otros, discutir diferentes temas, conocer nuevas perspectivas, encontrar nuestro potencial y nuestro lado creativo. Cuando llega la noche, uno puede hacer un balance del día y apostar por un mañana mejor.
La desocupación es nociva para nuestra salud mental. Nos desequilibra, nos margina. Impide el desarrollo de nuestra subjetividad. Por eso, a pesar de que a veces tenemos un «trabajo de locos» estamos más plenos que nunca.

«En este Call Center atendemos 82 operadores, cubrimos la guardia telefónica durante las 24 hs. Recepcionamos al mes un promedio de 2500 llamadas cada uno. Ser operadora de 0800 no es tarea sencilla. Y menos si se trata de una empresa de seguros. Trabajamos con gente que muchas veces se encuentra en situaciones límites, que llaman y no recuerdan ni su nombre, que han tenido accidentes gravísimos, y que esperan de nuestra parte una respuesta inmediata. Nuestra primera obligación es llenarnos de paciencia y contener lo máximo posible a la persona que tenemos del otro lado de la línea. Suena complicado, pero es un trabajo que yo disfruto» Melisa

III- AISLADOS EN UN MUNDO SATURADO DE COMUNICACIÓN

En la actualidad «nuestra cultura sustituye al otro real por el otro virtual» dice Alfredo Moffat. Los niños empiezan a conocer el mundo no por jugar a las es-condidas como antaño, embarrarse las manos, escuchar un cuento leído por mamá, conversar con el hermano cuando se apaga la luz o por participar de la conversación familiar durante el almuerzo. Hoy el afuera se descubre a través de la pantalla del televisor y de la PC.

«En mi condición de maestra puedo decir que basta conocer los entornos familiares de los alumnos para darse cuenta de cuan inmersos y expuestos están en esta sociedad confusa, acelerada, que no da tiempo para procesar, cuestionar o reflexionar. Los de la primaria son solidarios, alegres y adoran jugar pero pasan mucho tiempo frente a la computadora o con la televisión. Los papás no saben qué hacen sus hijos. Los cuadernos de comunicaciones vuelven sin firmas. En el secundario la mayoría está asilada en un mundo saturado de comunicación. Se retraen con sus mp3, se internan en sus fotologs, se conectan al msn. Son competentes con las tecnologías pero socialmente limitados. No saben lo que ocurre afuera, no pueden establecer un compromiso, no tienen sentimientos de pertenencia, y siempre están a la defensiva». Cristina

«El de la locura y la cordura son dos países limítrofes, de fronteras tan imperceptibles, que nunca puedes saber con seguridad si te encustras en el territorio de uno o de otro». Arturo Graf

IV- TRISTES HOMBRES TRISTES

«Soy productor televisivo. Lo que veo en mucha gente, en la calle, en los subtes, en el trabajo, es algo que puede tomarse como «locura»; pero para mí se trata de crisis y angustia. No sé si es cosa de los porteños, pero hay mucha gente que estando bien… no lo está. Yo no veo locos por la calle… veo gente triste, perdida, insegura, gente que no sabe qué le depara el destino y que no tiene idea de porqué hace las cosas,  y gente que cree saber pero que no entiende nada. Esto tiene que ver con el mundo emocional de cada uno pero también con la situación actual de nuestro país.» Gonxalo Collado.

La salud mental se define en la vida cotidiana. Tiene que ver con el modo en que nos relacionamos con los otros, con los proyectos propios, con nuestra historia personal, con nuestra identidad. Y con las herramientas que cada quien encuentra para enfrentar la adversidad, para seguir y desear, para superar la soledad y la tristeza.