¡El Bauen es de los trabajadores!

por Rocío Bao

El Bauen tiene historia, dirección y legitimidad, una cooperativa con más de 100 trabajadores, y ahora también posee legalidad; tarea difícil, que lograron alcanzar después de 14 años de reclamos, instancias legales agotadas, amenazas de desalojo, postergación de tratamiento político, aprietes, cierre de la fuente laboral, y una historia de fraude económico de fondo entre el Estado y los empresarios -que lo administraron- que, como siempre, golpeó en la cara y el bolsillo de los trabajadores. A esta altura del año y al final de la carrera de 14 años, la Cooperativa de trabajo ganó la pulseada.

    

La Ley de expropiación del Hotel Bauen, que se aprobó en el Senado antes de finalizar la noche del 30 de noviembre, es una mojada de oreja a la crisis económica profundizada en el país en este primer año de gestión de Mauricio Macri, que ya acarrea más de 200 mil despidos; es un punto de inflexión, una buena noticia en un contexto de cierres de empresas, aumento de la pobreza y tarifazos.
Lograr la aprobación de la Ley no fue fácil. Aquella noche en el Senado, faltaban apenas unos minutos para que el reloj marcara las 00 y el proyecto de Ley de expropiación del inmueble, aprobado en Diputados a fines de 2015, perdiera estado parlamentario, volviendo todo a foja cero. Hubiera sido un cachetazo despectivo a los trabajadores de la Cooperativa del hotel que tomaron la posta en 2003, en medio de una creciente apertura de empresas que se recuperaban a fuerza de golpes, salvando obstáculos para conseguir la regularización, problemas económicos, causas judiciales, y que encontraron justamente otras herramientas de recuperación tras la crisis de 2001.
Aquella noche, mientras los legisladores oficialistas, en contra de la aprobación, barajaban diversas estrategias para no tratar la Ley o bien, discutirla artículo por artículo y así pasar el límite de las 00, el senador Juan Manuel Irrázabal pidió la prioridad para su tratamiento, y logró que el proyecto finalmente se llevara a votación y fuera aprobado sin debate.
Con 39 votos a favor y 17 en contra se declaró: “de utilidad pública y sujetas a expropiación las instalaciones del edificio del Hotel Bauen”, y su respectiva entrega en comodato a la Cooperativa de Trabajo Buenos Aires una Empresa Nacional Limitada.

14 años
Pero antes de festejar y salir a los gritos del Congreso para anunciar que la expropiación por la que tanto habían luchado era Ley, antes de ir corriendo a festejar y contarle al resto de los compañeros la victoria, antes de ser recibidos con aplausos en el hall del hotel, hubo 14 años de lucha y previo a ello, la construcción del Bauen, que bien podría funcionar como un cristal para ver los negocios y complicidad de la última dictadura cívico militar con los empresarios, su continuidad encubierta durante los 90, y el renacimiento de los trabajadores, que entendieron la fuerza de la autogestión a partir de la crisis que asomaba en el país a fines del siglo XX y que estalló en 2001.
“Fueron casi catorce años de toma, desde que empezamos con toda esta lucha para poder instalar esta realidad. Nosotros en ningún momento tuvimos la intención de quedarnos con nada que no nos corresponda, ni siquiera el edificio. Sabemos que el edificio no va a ser nuestro nunca porque es del Estado, nada más que por eso. La Ley es muy clara: ‘se declara de utilidad pública sujeto a expropiación’. Nosotros aclaramos lo que es la utilidad pública, y ahora será el Estado quien deba expropiarlo y quedarse con el inmueble, y a partir de ahí convenir con la Cooperativa de qué manera vamos a seguir funcionando nosotros”, dice a Periódico VAS Horacio Lalli, quien se embarcó en el Bauen en 1999.

Breve historia de un fraude
En 1978, con el apoyo y la iniciativa de la Dictadura cívico militar militar, Marcelo Iurcovich obtuvo un préstamo -jamás cancelado- del ex Banco Nacional de Desarrollo para la construcción del hotel. El objetivo era expandir la infraestructura para lavarle la cara a la zona de Callao y Corrientes en el marco del Mundial de fútbol.
Tras años de una administración en declive, el hotel fue vendido de forma parcial al Grupo Solari en el 97, que debía pagar la deuda contraída al Estado. A principios del año 2000, habiendo cancelado sólo 4 de los 12 millones de deuda, la nueva firma llamaba a convocatoria de acreedores. Y en medio del estallido social y político de 2001, el Bauen cerró. Dejó de funcionar el 28 de diciembre, el día de los inocentes, como una broma de mal gusto para los 70 trabajadores que se quedaban sin fuente laboral.
En 2005 Iurcovich anunció la venta del hotel a la empresa Marcoteles S.A. y en diciembre de ese mismo año, se aprueba en la Legislatura porteña una ley que perdonaba la deuda pero dejaba de lado la potestad de la Cooperativa, imposibilitándola para administrar el hotel. Ahí salieron nuevamente a la carga los trabajadores, y lograron que Jorge Telerman, entonces jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, postergara la firma de la ley.
En julio de 2006 llegó otro baldazo de agua fría para los trabajadores, cuando la Justicia dictaminó que el hotel pertenecía a Mercoteles SA. Además de esto, ese mismo mes, la jueza comercial Paula Hualde emitió una orden de desalojo, que permaneció sin cumplir por años, mientras los trabajadores apelaban a toda instancia legal posible, que eran rechazadas; hasta que al final, llevaron directamente a la Justicia la causa penal contra Iurcovich.
En 2013, el Juzgado federal número 7, a cargo de Sebastian Casanello, archiva la causa, considerando insuficientes los motivos para acusar a los Iurcovich y a partir de allí, la jueza Hualde reactivó la orden de desalojo.

De crisis y recuperación: candados cerrados, candados abiertos
En 2003, entonces, un grupo de ex trabajadores del Bauen se organizaron, sumaron fuerzas y decidieron recuperar lo que les había sido quitado dos años atrás.
Luis, el de recepción (así pidió a Periódico VAS que lo anotara), recuerda los primeros pasos desde que tomaron por las astas el hotel: “Al principio solamente era hacer guardia, y después, bueno, no había fondos, no teníamos para comer. Se iba a las universidades, se explicaba el tema del hotel, y colaboraban con nosotros. Algunas panaderías mandaban facturas, nos daban cajas de alimentos, donaciones de otras cooperativas. Y bueno, también en la calle estábamos con alcancías; se le explicaba a la gente toda la situación”.
Todo lo pronuncia en un tono risueño, con cierta reserva sobre el porvenir, como festejando la aprobación de la Ley pero atento al posible veto presidencial. No quiere festejar demasiado, pero tampoco puede ocultar su mirada alegre, un cierto alivio.
Cuenta que cuando decidieron recuperar el Bauen “entraron por la parte de Corrientes, por la parte de madera, abrieron como una puertita y rompieron el candado, porque la puerta estaba con una cadena gruesa y un candado. Que yo recuerdo cuando lo pusieron en 2001, porque yo fui uno de los últimos en salir cuando cerró el hotel; una depresión total, todo era oscuro, serían las 7, 8 de la tarde, todo silencio, un horror”.
El candado se rompió en 2003 para dar a luz a una cooperativa que logró una fuerte legitimidad social, antes que la judicial y política. Legitimidad que a su vez otorgó un blindaje y permitió continuar en la lucha por la expropiación.
Justamente, un informe realizado por el Programa Facultad Abierta de Filosofía y Letras de la UBA relevaba para el año 2003 unas 128 empresas recuperadas en todo el país (hoy suman más de 360 con alrededor de 15 mil empleados), en el que destacaban la importancia de la relación que se desarrolla entre la empresa recuperada y la comunidad: “Hay algunos casos, muy conocidos, que plantean como esencial esa relación, en el que la solidaridad y el apoyo mutuo de la empresa y el barrio en el que se inserta son esenciales para el mantenimiento del proceso y, a su vez, constituyen un aporte significativo a la vida social, cultural y política de ese territorio”, dice el informe.
“El 2001 hace que todo esto surja de la necesidad, explica Horacio Lalli a Periódico VAS, y lo que pudimos conseguir es instalar al Bauen de una manera para que trascienda más todavía, junto con los chicos de Zannon y de otras empresas recuperadas, conseguimos instalar la metodología del Bauen. Tal es así, que la repercusión internacional fue tremenda, fuimos nota en el New York Times. ¡Y ni hablar de los países más alineados a este pensamiento! Tuvimos una trascendencia internacional que pocas veces se vio, hoy blindada, como todo aquello que tenga que ver con lo popular”.
“¡Son increíbles las cosas que puede hacer el ser humano!”, continúa entusiasmado Horacio, “porque si vos me preguntás si yo me imaginaba que podíamos llegar a esto, te digo que no. Este tipo de situación, la del 2001 con las empresas quebradas y la recesión, te pone frente a dos posibilidades: o te sentás a llorar en tu casa por lo que te pasó y ves cómo se viene todo abajo, ¡porque el trabajo que dignifica es una realidad, no es ningún verso, un hombre sin trabajo no es nada!; o decís: ‘bueno, algo tenemos que hacer’, y ese ‘algo tenemos que hacer’ es un disparador increíble. No sabes para qué lado va a saltar pero vos sabes que algo tenés que hacer. Entonces, es obvio que a nosotros no se nos ocurrió algo de la nada, empezamos a averiguar, sabíamos que había movimiento, que se estaba gestando el tema de la recuperación de empresas, estuvimos charlando con algunos de los compañeros que en ese momento eran del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, ellos nos fueron explicando”.

La Causa Bauen
Lo que viene ahora, más allá de que este año las cooperativas no la tuvieron fácil con tarifazos de entre 300 y 600 por ciento, es la expectativa por el posible veto presidencial. Al respecto, Horacio reflexionó mientras repasó todos los años en que dieron batalla: “Yo tengo dos sensaciones. Por un lado pensar lo que el sentido común dice: Ésta Ley que acaba de salir no debería modificarse. Y la otra sensación es que los que manejan el país, de sentido común tienen muy poco y nada, pero pienso que si son medianamente inteligentes, no deberían vetar la Ley. La Causa Bauen está mucho más instalada de lo que ellos imaginan, y cada vez es más la gente que se acopla a esta idea. Van como ejemplos, la cantidad de conquistas que se han logrado desde este Hotel. Nosotros apoyamos a cinco restaurantes, que lograron regularizarse cuando nosotros no estábamos regularizados. Peleando por la nuestra, conseguimos la expropiación de Maderera Córdoba. O sea, si me tengo que poner a contar son un montón. Atrás del Bauen, de Zannon, de Brukman, hay 300 empresas recuperadas. Y yo creo que la estrategia del enemigo debe haber venido un poco por ese lado: volteemos al Bauen, volteemos a Zannon, que se van a ir cayendo todas, ¿no? Pero no fue así, porque estamos acostumbrados a vivir en crisis, lo venimos haciendo desde hace 14 años, ¿qué puede pasar? ¿Que se nos complique la autogestión? Nunca la tuvimos fácil… Acá tenés dos problemas: uno que tiene que ver con lo legal, con lo político, y el otro es económico: nos embocaron un 500, 600 por ciento de aumento en las tarifas, y nosotros de pagar 20 lucas pasamos a pagar 120. Vos tenés que ir calculando todo eso y llevando adelante el proceso de inversión”.

Sin patrón
En definitiva, el Bauen logró erigirse como uno de los pilares de mayor referencia en la lucha y conformación de cooperativas, y deja a las claras que para llevar adelante una empresa no se necesita la verticalidad de las empresas, en las que pocos obtienen grandes ganancias y a la hora de ajustar los primeros que pierden son los trabajadores. En palabras de Horacio: “Todo lo hacemos nosotros. Y no hacemos lo que hace una patronal. Del Bauen no se va nadie, si se gana menos, se gana menos y se terminó. Acá no queda gente en la calle, acá no se ajusta hacia abajo, acá, si nos tenemos que ajustar el cinto, somos los cien compañeros los que nos vamos a ajustar el cinto. No vamos a aflojar el cinto para que se vayan veinte chicos, y para que a nosotros, los que nos quedamos nos cierren los números. Eso es una locura. No, no tenemos ese pensamiento, no tenemos esa idea”.

Comentarios

  1. Estoy a su lado.La historia del hotel es muy interesante y prueba la fuerza que poseen los trabajadores y su aptitud de gestionar de modo eficiente lo que los parasitos capitalistas destruyen. KOSTOGIANNIS TAXIARCHIS PROFESOR PREVEZA GRECIA Si es posible informame sobre su asunto. UN ABRAZO DE LA CLASE OBRERA

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