Radiografía de un inicio de clases sin vacantes

por Federico Coguzza

Todo artículo que se escriba con pretensiones de ofrecer un panorama sobre el inicio de clases, de un tiempo a esta parte en el distrito más rico del país: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentra con una realidad ineludible: miles de pibes y pibas no tienen lugar en la escuela pública.
Sin embargo, y paradójicamente, no es la imposibilidad de acceso a la educación de una parte de los niños, niñas y adolescentes porteños y porteñas lo único que se repite. Se replican también los discursos del Jefe de Gobierno,

Horacio Rodríguez Larreta y la Ministra de Educación, Soledad Acuña, sobre la importancia de la educación, al tiempo que el presupuesto destinado para el sector se reduce año tras año.

Nobleza obliga, en el inicio del ciclo lectivo 2022 hay cosas que no se repiten, aunque tampoco son novedosas. Sino que, por el contrario, vuelven tras intentos fallidos y no necesariamente resultan beneficiosas para la comunidad educativa. Como, por ejemplo, la pretensión de modificar el Estatuto Docente y la reducción de la formación en escuelas especiales que incluyen a niños, niñas, jóvenes y adultos con retraso madurativo. Aunque al posar la lupa sobre ellas se puede identificar un patrón repetido: una política de ajuste y privatista.

SIN VACANTES
Cuando la pandemia aún era cosa de otras latitudes. Cuando era factible escuchar que la pesadilla de las muertes, el encierro, las vacunas y los barbijos no pisaría nuestro territorio más que como una simple gripe a transitar como tantas otras. Aún, cuando el mundo era otro, en la Ciudad de Buenos Aires no menos de 14 mil chicos y chicas no tenían lugar en las escuelas públicas.

Hoy, más de dos años después y con un vasto caudal de agua que ha corrido bajo el puente, la cifra ha aumentado considerablemente: de un total cercano a las 80 mil vacantes que han sido solicitadas para primaria y secundaria, el gobierno porteño solo ha asignado poco más de la mitad. Casi 20 mil chicos y chicas no han conseguido vacantes para sus estudios secundarios y más de 15 mil inscriptos para la primaria han sufrido la misma imposibilidad. A lo que podría sumarse el incumplimiento de la Constitución de la Ciudad, que desprovee de vacantes a niños y niñas menores de 3 años, cuando deben garantizarse desde los 45 días.

En relación a esto y en conversación con Periódico VAS, la legisladora en CABA por el Frente de Izquierda y Secretaria General de Ademys, Amanda Martín afirmó: “Sobre la falta de vacantes nunca hay información oficial, los datos son estudios de organizaciones o periodistas. El principal problema se expresa en nivel inicial. Al no construirse escuelas del nivel faltan sistemáticamente vacantes, incluso el gobierno dice que antes de los 3 años no están obligados a garantizarlas, contradiciendo lo que dice la propia Constitución de la Ciudad que indica que desde los 45 días debe hacerlo”.

El artículo 24 de la Carta Magna porteña dice: “La Ciudad asume la responsabilidad indelegable de asegurar y financiar la educación pública, estatal laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los cuarenta y cinco días de vida hasta el nivel superior, con carácter obligatorio desde el preescolar hasta completar diez años de escolaridad, o el período mayor que la legislación determine”. La conclusión a la que llega Martín, es “que la falta de vacantes se agrava y afecta a niños/as y a familias, sobre todo mujeres, que son las que históricamente cargan con las tareas de cuidado”.

Muchas de estas mujeres, muchas de estas madres, a las que se han sumado también padres, conformaron en 2015, una organización que se llama “Vacantes para tod@s en la escuela pública”. Todo, después de la primera inscripción online para acceder a las escuelas y por la que el por entonces ministro de Educación, Esteban Bullrich, tuvo que salir a reconocer entre 7 y 9 mil niños y niñas sin vacantes. Todo, porque entre otras cosas y ante la falta de datos oficiales, se encargan de tomar las denuncias de quienes sufren esta modalidad expulsiva.

EL RECORTE NUESTRO DE CADA AÑO
En diciembre del año pasado, en la Legislatura porteña, se aprobó el presupuesto para la Ciudad de Buenos Aires 2022. Con la excusa de la quita de Coparticipación dispuesta por el Gobierno nacional, el Ejecutivo porteño adjudicó a Educación un presupuesto de contingencia idéntico al de 2021. Sin embargo, afirmó que “como viene sucediendo durante los últimos 14 años, la Ciudad ratifica su decisión de continuar priorizando la inversión en áreas sociales”, y que “en el total del presupuesto 2022, Educación es el área que mayor participación presenta con el 19,5%, contra un 18,7% del año anterior”.

Lo cierto es que cuando se afina la vista y el lápiz, estas declaraciones resultan una falacia. Mientras se anuncia un aumento del 1% en el presupuesto de Educación, las estadísticas dan cuenta que en los últimos 10 años el mismo sufrió una pérdida del 14% en términos reales, sin contar el contexto inflacionario en el que el país se encuentra inmerso. Además de que su participación en el gasto total se redujo en casi 5 puntos, pasando del 23% al 18%.

En línea con esto y en diálogo con Periódico VAS, Martín afirmó: “El presupuesto es un tema clave para analizar cualquier gestión, y la de Larreta y Acuña no ha destinado recursos. Incluso en medio de la pandemia recortó los que estaban presupuestados para el Plan Sarmiento (computadoras) y los derivó a las escuelas privadas. Es decir, que la gestión hace mucha propaganda con la educación, pero en la realidad es una política ajustadora y privatista”.
Hay ejemplos contundentes que permiten romper con las frases guionadas o los slogans que apelan al más estricto sentido común: la Ciudad de Buenos Aires planea gastar la misma suma de dinero, unos $3.000 millones de pesos, en infraestructura escolar al igual que en construcción y remodelación de comisarías. Nobleza obliga, en 2020 se destinaron $500 millones más a las comisarías.

Esto va de la mano con otra modalidad que se repite. Lejos de la discursividad y declamación que en pos de la educación encuentran lugar en Larreta y Acuña, en los últimos 3 años, Horacio Rodríguez Larreta subejecutó todos los presupuestos destinados a la construcción de nuevas escuelas y sus correspondientes remodelaciones. El total de dicha subejecución fue mayor a los $1.600 millones de pesos.

Por último, el recorte presupuestario también alcanza a las escuelas especiales: la formación de los estudiantes mayores de 22 años, que el año pasado asistían a la escuela de lunes a viernes de 8 a 16 horas, pasará a ser presencial 2 o 3 veces por semana y con una merma del 50% en la carga horaria. Violando, cuándo no, la resolución 155 del Consejo Federal de Educación firmada en 2011.

MODIFICACIÓN DEL ESTATUTO
El pasado 3 de marzo, en lo que fue el inicio de sesiones ordinarias, Horacio Rodríguez Larreta presentó el proyecto que pretende introducir modificaciones en el Estatuto Docente. Si bien desde el Gobierno porteño lo que se plantea es la intención de “actualizar y jerarquizar la formación y los contenidos” de las y los trabajadores de la educación, desde los distintos gremios docentes, la postura es que tal intención es falaz, ya que ni siquiera fueron consultados para la formulación del mismo.

Al respecto, Martín dijo a Periódico VAS: “El estatuto es una conquista de la lucha docente, que en muchos puntos no se cumple por parte de los gobiernos, pero es un instrumento que resguarda derechos laborales para el acceso, ascenso y permanencia en los cargos docentes, entre otros temas. El Gobierno porteño quiere introducir cambios que no van a solucionar temas educativos, no responden a las necesidades de las escuelas y, como si fuera poco, contemplan una diferenciación salarial entre docentes. Donde habrá docentes de 1era y de 2da pero partiendo de un salario de pobreza, es decir, tampoco va a mejorar que un docente deba trabajar en dos o tres cargos para llegar a fin de mes, con el deterioro que significa para la enseñanza y las y los trabajadores. En este punto podríamos decir que es una reforma laboral encubierta, a tono con lo que se impulsa en el país para otros sectores de trabajadores”.

Hay otra cosa que se repite: todo artículo que se escriba con pretensiones de ofrecer un panorama sobre el inicio de clases, de un tiempo a esta parte, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el distrito más rico del país, concluye de forma ineludible: la educación para la gestión porteña dista de ser una preocupación y, peor aún, es un significante vacío.

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