La emancipación de los cuerpos

En 2011 el segundo número de Revista Clítoris. Historietas y exploraciones varias… propuso un Dossier con el título “feminismos vs. El Feminismo”. Allí, la propuesta era pensar en los temas centrales de la agenda feminista desde las voces y trayectorias más disruptivas, críticas y disidentes.

Decíamos allí sobre esa propuesta: “Este dossier podría iniciar con una introducción que explique las diferentes “olas” del feminismo que desde hace siglos, para algunas o décadas para otras, horadan la cultura patriarcal: hablar de las feministas de la igualdad y la diferencia, las socialistas y liberales, las radicales y las separatistas. En lugar de eso y para hacer breve la explicación, sólo diremos que el Feminismo no existe. Lo que existen son diversas formas de vivir de manera feminista, existen feminismos en plural, diversos, algunos más alegres, otros más gritones, todos con una mirada política de ser cuerpo en este planeta: cuerpo con sus marcas genéricas, sexuales, raciales, de clase, sus trayectorias geográficas, espaciales, temporales. Esto que parece tan simple se traduce en diferencias de base y de perspectiva que anima discusiones e internas de lo más variadas. Algunas mantienen el feminismo lesbiano contra los sesgos del feminismo heterocentrado, el feminismo poscolonial enfrenta un feminismo blanco, occidental y cristiano, el transfeminismo sufre de parte de un feminismo biologicista heredero de la ciencia del siglo XIX y la que los varones feministas se proponen como camino hacia otras formas de masculinidad.”

El nombre de Lohana fue uno de los primeros que se nos cruzó para pensar los aportes (y las resistencias) que permite una óptica transfeminista. Tras el fallecimiento de Lohana el 5 de febrero de este año, volvemos sobre ese texto que reclamaba el derecho a la identidad de género al Estado, concretado en 2012, en el que se plantea además la reivindicación de un espacio de visibilidad y de agencia que trasciende el marco legal que encasilla los cuerpos. Te despedimos, compañera retomando este breve punteo que suma algunos avances y aún, varias cuentas pendientes.

Mariela Acevedo, editora de Revista Clítoris. 7 de febrero 2016

Actitud Trans: emancipación de los cuerpos

La agenda feminista actual concentra como tema crítico la lucha por el derecho al aborto. Claro que no es el único tema, también lo es el combate contra la trata de mujeres y la prostitución. En ambos tópicos está implicado el feminismo travesti, transexual, transgénero.

Respecto del primero, podría señalar que nosotras, como activistas feministas, participamos reivindicando el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo como reivindicamos el nuestro propio a ser reconocidas con una identidad de género que “no se corresponde” con el sexo biológico. Nosotras creemos que el cuerpo es uno de los dominios sobre el que el feminismo ha levantado su voz desde su mismo origen, precisamente porque es el sitio que pueden conducirnos tanto a la emancipación como al sometimiento.

El movimiento de mujeres lesbianas se hizo escuchar hace muchos años, diría que a partir de los años ´80 en nuestro país, pero mucho antes en EEUU y Europa, tras la bandera de una sexualidad no heterosexista. A partir de los ´90, llegamos nosotras rompiendo la binariedad entre sexo y género. Debo decir, sin embargo, que nuestra llegada al feminismo no fue al comienzo bienvenida. Debieron pasar unos cuantos años hasta que el movimiento comprendiera que, aún desarticulando la relación entre sexo y género, éramos feministas. Esto parece haber quedado ahora atrás, pero durante un buen tiempo la mirada del feminismo sobre nosotras se concentraba en nuestra genitalidad y de allí se hacía derivar nuestra capacidad o nuestra posibilidad de acceder al feminismo. Como siempre sucede, los movimientos políticos son heterogéneos y sería una injusticia de mi parte no reconocer que fue dentro de las mismas filas del feminismo que fuimos escuchadas y, por tanto, pudimos sostener nuestra lucha por ser vistas como feministas. En este sentido, yo creo que el trans feminismo hizo un gran aporte al feminismo, lo condujo a pensar no solo sus propios prejuicios, sino también la revisión del sujeto político en la crítica de su andamiaje teórico y militante. Así lo habían hecho las mujeres lesbianas, cuando discutían el carácter excluyente de un feminismo blanco, heterosexual y de clase media y denunciaban, ya no la hegemonía de una sexualidad heterocentrada sino también de un mundo heteronormativo. Y así lo hicimos nosotras al mostrar los límites teórico-políticos que implicaba pensar la política feminista a partir de la genitalidad.

Con relación a la trata de mujeres y la prostitución, otro de los temas que, desde mi perspectiva, forman parte de la actual agenda feminista, nosotras participamos activamente en la lucha por la erradicación de esta opresión que, como en el caso anterior, no solo afectan a mujeres sino también a personas travestis, transexuales, transgénero. Como con el tópico anterior, el conflicto con el feminismo no está ausente. De manera habitual se excluye del tema a las personas travestis, transexuales, transgénero, concentrando la demanda en las mujeres. Debemos recordar que las travestis asumimos nuestra identidad entre los 8 y los 13 años y somos expulsadas de nuestros hogares muy tempranamente. Sin recursos económicos y hasta simbólicos, la prostitución se nos presenta como la única alternativa. En este sentido, la sociedad misma y el Estado son nuestros propios tratantes. Sin embargo, esto no es fácilmente advertido por el feminismo y cuando hablan de trata sólo se refiere a mujeres, a niños o a niñas, excluyendo de su horizonte de análisis no sólo a travestis, transexuales, transgénero sino también a niños y niñas travestis, transexuales, transgénero. Es cierto que la explotación sexual no es la misma cuando se trata de mujeres o cuando atañe a travestis, transexuales, transgénero, pero en ambos casos, somos explotadas sexualmente. La vinculación entre prostitución y travestismo está soldada a puro plomo. Quien piensa en travestismo piensa en prostitución e, incluso, piensa en ésta como una elección travesti. Sin juzgar a aquellas compañeras, mujeres o travestis, que estiman la prostitución como un trabajo, nosotras creemos que solamente cuando tengamos alternativas de elección podemos atribuir a la prostitución una de las tantas posibilidades “laborales”. Al momento, estamos ante un ejercicio al que nos conduce la subordinación, la opresión y la falta de oportunidades. Empujadas por la pobreza, por la exclusión derivada de alterar el orden de género, nuevamente, el cuerpo es puesto en el centro de la escena tanto para las mujeres como las travestis. Porque así se ha construido el cuerpo de las mujeres y porque así es concebido el cuerpo travesti, transexual, transgénero. El mismo se constituye en la única herramienta de que disponemos para sobrevivir.

Concentrándome solo en estas dos reivindicaciones de las que vengo hablando y que anudan al movimiento feminista y al trans feminismo, mujeres, travestis, transexuales y transgénero compartimos la opresión que se deriva de las experiencias de un cuerpo que ha sido concebido como campo de batalla, como espacio de poder y dominio pero también de la consideración del cuerpo como lugar de emancipación.

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*Los cuatro artículos del dossier fueron publicados originalmente en Revista Clítoris n° 2, con la pretensión de presentar un panorama sobre las cuestiones a plantear en una agenda feminista actual. Participaron además de Lohana Berkins, María Luisa Peralta, Karina Bidaseca y Varones Antipatriarcales. La revista se encuentra disponible en línea en el blog de la revista: www.revistaclitoris.blogspot.com.ar

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