
Rozenmacher y la paranoia de la clase dominante
Hace 54 años, en un viernes de invierno marplatense, la literatura argentina perdía a uno de sus narradores más insignes: Germán Rozenmacher. Tenía 35 años cuando, en un viaje de trabajo que había combinado con una estadía familiar, murió junto a su primogénito Juan Pablo en un accidente que conmocionó a la redacción de la Revista Siete Días y a muchos lectores. La publicación, testigo y empleadora de Rozenmacher, consignó el drama con palabras que aún parecen vibrar por su crudeza: una “disparatada ráfaga de espanto” que arrancó de golpe (Leer más…)