Una bala para Margarita

Margarita Meira, es una mujer pequeña pero invencible. No le teme a nada. Lleva veinticinco años luchando contra la Trata. En 1992 tuvo en sus manos a su hija muerta. Con apenas 17 años fue  secuestrada, explotada sexualmente y asesinada. Apareció asfixiada con gas en un departamento céntrico. A Margarita no le avisó la policía, sino un vecino. La reconoció en la morgue, asfixiada, golpeada y embarazada. La joven frecuentaba el conocido prostíbulo Shampoo, cuyo dueño, Luis Conde, era vicepresidente de Boca Juniors durante la gestión de Mauricio Macri. Por entonces no se hablaba de Trata, ¿quién iba a pensar en la ‘década frívola’ que una chica que entraba y salía de Shampoo, de Cocodrilo, Rouge, Escorpión era en verdad una esclava?

Persiguiendo al tipo que mató a su hija Graciela Susana, Margarita Meira se convirtió en una combatiente contra la Trata. Contra los proxenetas. Contra la complicidad del poder político y policial en este flagelo. Se lo cantó en la cara a todo el mundo. Estableció, vínculos con familiares de víctimas y gestó Madres Víctimas de Trata, una organización abolicionista que lucha contra la explotación sexual mediante denuncias y reclamos al Estado; brinda contención y compañía a las víctimas y a sus familias, asesorando y patrocinando causas judiciales. Pero por sobre todo, denuncia el accionar mafioso de la policía, la complicidad política del Estado y deconstruye el mapa de la impunidad que existe alrededor de este delito, uno de los más rentables del mundo, luego del narcotráfico.

Margarita conoce la trama interna del negocio de la Trata. Conoce los reveses judiciales. Conoce  nombre, apellido y hasta el seudónimo de cada proxeneta del barrio de Constitución y de la ciudad de Buenos Aires. A Margarita, nadie del poder vernáculo la estima. Pero a nivel internacional su lucha ha tomado protagonismo inusitado. La semana pasada recibió en Italia el Premio Internacional “La Donna dell´Anno”, impulsado por el Consejo Regional del Valle de Aosta, que reconoce el papel de las mujeres en el campo social, cultural y económico, con particular atención a la protección de los Derechos Fundamentales. El resultado de este reconocimiento, posibilitará que Madres Víctimas de Trata cuente con una sede propia donde prestar asistencia, contención y refugio a las víctimas de este flagelo.

“Los prostíbulos en Argentina usan a nuestras hijas, cuando ya su cuerpo no resiste, las matan y las entierran como N.N.”, manifestó Margarita Meira al recibir el premio y condenó la complicidad  estatal que existe en torno a este delito. “Cuando yo tenía 7 años vivía en la selva de Misiones y me salvé de una anaconda de aproximadamente ocho metros; hoy veo esa anaconda en los políticos jueces y el gobierno”, expresó.

El martes 20 de marzo, un impacto de bala sacudió la casa del Pasaje Ciudadela 1249 del barrio de Constitución, donde vive, trabaja y milita Margarita Meira. Un sicario, montado en una moto disparó mientras Margarita daba una entrevista a la revista Hecho en Buenos Aires. En el lugar funciona un comedor comunitario, un centro cultural y la sede de Madres Víctimas de Trata. Al momento del disparo había muchas familias esperando recibir la vianda de comida. Aparentemente,  al sicario se le trabó el arma y no pudo realizar más disparos, lo que precipitó su huida. Segundos antes, había intentado levantar el casquillo de la bala, pero las personas presentes en el lugar se lo impidieron, al tiempo que lograron tomar registro de la patente de la moto. Ahora se aguarda el resultado de la pericia policial ¿Se sabrá? 

Este no es el primer amedrentamiento que recibe Margarita Meira, sí el más violento. En julio del año pasado, recibió una amenaza a través de un cartel adosado en la puerta de su domicilio “Cerrado por duelo” decía el mensaje.

Foto: Rocio Bao


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