Hallan restos del Café de Hansen

Un grupo de arqueólogos halló parte del piso de ladrillos a 50 centímetros bajo tierra en los parques de Palermo de lo que fuera el  mítico Café de Hansen. También hallaron una red de túneles que datan de 1833 y eran parte de la infraestructura de la primera central de energía eléctrica que tuvo Buenos Aires.

El café tomó el nombre de su primer dueño, Juan Hansen, quien lo inauguró en 1877 en un caserón que se alzaba en medio del actual parque de Palermo y era frecuentado por gente adinerada. Y fue domolido en 1912 para dar paso a calles y otras obras viales.

Según cuenta la leyenda urbana, el Café de Hansen, fue una de las cunas del tango que funcionó desde finales del siglo XIX hasta comienzos del XX .  Ha sido evocado en crónicas,  en letras de ese género musical y en nuestra literatura. Jorge Luis Borges, aseveraba que el tango comenzó a bailarse en Palermo y más tarde se hizo popular en los barrios de San Telmo y Monserrat.

Borges describió en sus cuentos a los «malevos» (bravucones) que medraban en los «arrabales» de Buenos Aires cuando nacía el tango, mientras que otros escritores aluden al ritmo de «dos por cuatro» en el que «llora» el bandoneón, instrumento de fuelle emblemático de ese género musical, y al «lunfardo», lengua de germanía que hablaban los “milongueros” (bailarines) de barrios populares.

Se cree que a partir de 1890 las orquestas de tango se instalaron en el Café de Hansen. que se hizo tan popular que es evocado en tangos como «Tiempos Viejos», del compositor Manuel Romero, que narra la historia de la «rubia Mireya», una bella mujer frecuentaba este lugar.

En la década de 1910 tocaron orquestas típicas de tango, como las de Roberto Firpo y Enrique Canaro, se lo recuerda entonces, como un lugar donde solían armarse peleas entre los muchachos bien. Enrique Cadícamo, lo describe como un salón de baile, al que concurría  gente “calavera” de diferentes estratos sociales