Carnavales Porteños

El carnaval es una antigua tradición en la ciudad de Buenos Aires. La sátira, el baile, la música callejera, el humor, el desparpajo y la burla, son los rasgos más distintivos. La máscara y el disfraz propone la confusión de lugares sociales y hasta la de sexos, esclavos disfrazados de señores y al revés, hombres transformados en mujer, etc. Por esta suspensión de lo establecido muchas veces se lo tildó de subversivo.

La Otra Historia de Buenos Aires

Segundo Libro PARTE XXIIB  por Gabriel Luna Tras ser denunciado (traicionado, según su entender) y perder una fortuna en el contrabando de esclavos, Amador Rojas Acevedo deja el Perú y vuelve a Buenos Ayres. Llega una noche, subrepticiamente, creyendo por anónimos y suspicacias que su mujer, Gregoria Silveira Cabral, también lo traiciona. Pero no encuentra en el tálamo al amante sino a su suegra, Isabel Cabral, que al ver una espada apuntándola, clama horrorizada entre sábanas encomendándose a Dios y todos los santos y enumerando las virtudes de su hija. (Leer más…)

Crónicas VAStardas

Nirvana por Gustavo Zanella Desde tiempos inmemoriales distintos sistemas de pensamiento ejercitan el repliegue hacia la interioridad. Buscan, mediante múltiples mecanismos, someter el deseo a la voluntad, disciplinarlo, contenerlo en su mínima expresión para intentar abolirlo. Uno de esos mecanismos era agotarlo, ya sea satisfaciéndolo hasta no poder querer más (supongamos allí una búsqueda hedonista-epicúrea) o privándolo de cualquier tipo de satisfacción hasta que se consumiese a sí mismo (pensemos en alguna variante zen o filo estoica cristianizante). Esperar el último servicio del 96 semi rápido en Constitución abreva en (Leer más…)

Desgarra tu cuerpo en mí

Desgarra tu cuerpo en mí. Rómpeme, hazte una conmigo, raja mis heridas hasta no quedar ninguna abierta y bésame, muérdeme, desgájame; rasga mis entrañas para arrojárselas a los caranchos, a los pájaros que todo lo olvidan incluso nuestra memoria como votiva ofrenda que lo que hacemos no merece expiación alguna. Desgájame en cuartos de hombre, conviérteme en hombrecitos pequeños que reunidos no hagan uno; búscame con tus manos hasta enlazar las mías y álzate sobre mis pasos con tus pies porque ya no puedo con este ardor adentro mío, este (Leer más…)