Egberto Gismonti, presencia esencial de la música en el festival Mestiza
por Sergio Arboleya
A piano y guitarras, el artista brasileño Egberto Gismonti, figura central de la escena musical, actuará el viernes en la tercera y penúltima noche del Mestiza Música Festival que se desarrollará en el porteño teatro Coliseo y que también reunirá a Tomatito, Hugo Fattoruso, Fernando Cabrera, Dulce Pontes, Franco Luciani, Kevin Johansen, Carlos «Negro» Aguirre y Lidia Borda.
En solitario pero dispuesto a compartir la velada con el pianista uruguayo Fattoruso y con el trío que Aguirre comparte con el contrabajista Fernando Silva y el baterista Luciano Cuviello, Gismonti confesó “espero que toquemos algunas cosas juntos”.
Entusiasmado por una nueva posibilidad de sonar, el músico arriesgó que con sus laderos del viernes “seguramente haremos una bella combinación de mixturas de aquello que nos guía y orienta musicalmente”.
“Yo creo que el repertorio se establecerá el día del concierto cuando nos encontramos en el comienzo de la tarde. Vamos a tener varias horas para hacer nuestras pruebas de sonido, individuales y en conjunto”, repasó con naturalidad y sin vedettismos el músico nacido en Carmo, estado de Río de Janeiro, en 1947.
A través del correo electrónico, el instrumentista y autor formado con Nadia Boulanger, la misma que fue fundamental para darle alas a Astor Piazzolla, aseguró que de cara a su repertorio para el viernes “no he pensado todavía en ello y además no olvido que seremos tres artistas en la misma noche”.
En plena gira por escenarios de Estados Unidos y Brasil, donde actuó con diversas formaciones, el creador que hace equilibrio entre la música popular brasileña, lo contemporáneo y lo académico, regresará a la escena local -por donde pasó en más de una veintena de ocasiones- tras un paréntesis de casi dos años.
Además de la noche de Gismonti, Fattoruso y el trío de Aguirre, la grilla del Mestiza en la sala de calle Marcelo T. de Alvear 1125, reunirá a Tomatito-Luciani (mañana), a Johansen-Cabrera (el jueves) y a Pontes-Borda (el sábado).
Aún sin certezas sobre los sonidos que regalará a sus incondicionales escuchas porteños, el músico que experimenta a partir de una mirada personal e inspirada, apuntó que “el estado en el que estoy viviendo hace algunos años es el de polirritmia”.
“En la polirritmia -abundó Gismonti- los instrumentos que toco sirven al ritmo. Sobre todo a los ritmos mezclados a través de la polifonía”.
-A la hora de hacer su música ¿piensa o imagina en un escucha? ¿y cómo es ese público?
-Después de tantos años haciendo música profesionalmente he tenido un aprendizaje bastante interesante sobre el público. Solamente a modo de ilustración puedo decir que ya grabé 70 CD (incluyendo los LP´s de las décadas 70-80).
Cuando pienso que pude experimentar tantas formas de grupos musicales (de músicas cantadas, solistas, en pequeños grupos o con grandes orquestas) y de diversos países, concluyo que el público ha sido de una gran benevolencia. Desde hace un tiempo hasta ahora tengo la certeza de que el público que me apoya lo que realmente espera de mis actuaciones es la expresión de libertad utilizando músicas relacionadas a lo folclórico brasileño, pocas improvisaciones pero con absoluta libertad y frescura en las composiciones.
-¿En qué se encuentra trabajando actualmente?
-Acabo de terminar la dirección de la obra «Días de vinos y rosas» que se estrenó en San Pablo hace algunos días.
Además, sigo trabajando con la orquesta Corazones futuristas integrada por cerca de veinte jóvenes instrumentistas con quienes ya hace años que realizo ese trabajo y he tocado por todo Brasil y Europa.