El bar notable Los Galgos, de los hermanos Ramos

por Gabriel Luna

“Cuando se inauguró el Obelisco, nosotros estábamos ahí”, dijo sencillamente Horacio Ramos. Y el plural abarca a Alberto Ramos, su hermano -que tenía entonces 8 años-, a él -que tenía 7-, y a su padre, José Ramos, que ya no está con ellos. La inauguración, solemne y con discurso del presidente Justo, fue en 1936. Tal vez esa fuera la señal que determinó a los hermanos Ramos su pasión por Buenos Aires. O tal vez fuera que José Ramos, un próspero corredor de la casa de licores Cusenier, se decidiera a comprar el bar Los Galgos en la esquina NE de Callao y Lavalle en el año 1948. Alberto y Horacio, tenían entonces 20 y 19, y Buenos Aires era una fiesta. El tango, el cabaret, el cine, los teatros, las librerías, y el café, todo estaba en su apogeo. El Centro no dormía. Troilo tocaba en el “Marabú” y en el “Tibidabo”, la orquesta de Juan D’Arienzo en el “Chantecler”, de Paraná y Corrientes, Lola Membrives actuaba en el teatro Cómico. Todo estaba cerca. Las noches terminaban en “Bachín”, en “La Giralda”, en la confitería “La Opera”, o en las mesas de “Los Galgos”. Los hermanos Ramos fueron testigos de ese tiempo. Trabajaron más de 60 años detrás del mostrador, conocieron como pocos el circuito mágico de Lavalle y Corrientes. El 13 de octubre de 2011, Alberto Ramos falleció. Pero si uno mira con cuidado sigue estando junto a la manija chopera con forma de cisne, adelante de la boisserie, y entre las mesas de “Los Galgos”, como Troilo, Discepolín, y tantos otros.

Otros cafés y bares notables de aquel circuito mágico son:

La Academia, bar y billares. Inaugurado en 1930, sobre Callao 336 y a metros de Corrientes, tiene la particularidad de que nunca cierra. A toda hora hay gente que lee y hay grupos de expertos jugadores de pool que no abandonan el taco, ni la bola,  ni el whisky de ocasión…

Mar Azul, bar y café. De estilo racionalista, como el Obelisco, data de 1940 y está en la esquina SE de Rodríguez Peña y Tucumán. Su nombre: Mar Azul, se debe al poeta Arturo Cuadrado que solía escribir allí. Al frente está Carlos Encinas, ex mozo del histórico bar Británico.

La Opera, confitería y bar. El edificio, de estilo fiel al academicismo francés, data de 1928. Desde entonces funciona la confitería, la lista de personajes históricos que pasó por La Opera es larga. Eva Duarte desayunó allí, para poner un solo ejemplo. Sin embargo, la Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico y la Comisión de Protección y Promoción de Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables de la Ciudad de Buenos Aires, aún no le otorgan el diploma con la calificación de notable.

La Giralda, bar y café. Se instala como lechería en 1930, sobre Corrientes 1453 entre Paraná y Uruguay. Y desde 1951 pertenece a la familia Nodrid. La Giralda es famosa por su chocolate con churros, y por su público bohemio de poetas y de actores.

 

 

 

 

 

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