Entrevista a Camila Sosa Villada

“Escribo cursilerías sobre las luchas que libran las personas contra la pobreza» por Josefina Marcuzzi Bajo una impronta de delicadeza y sensibilidad y con una pluma soberbia, Camila Sosa Villada, autora de “Las malas”, vuelve a romper todos los esquemas con “Soy una tonta por quererte”, un libro de nueve cuentos en donde retoma la furia travesti y la vida en los márgenes mediante personajes cotidianos que se funden con criaturas exóticas para dar cuenta de los límites que a veces se tienen que transgredir para sobrevivir. «Como soy travesti (Leer más…)

Matemurga arribó a Portugal

por Sergio Arboleya El grupo de teatro comunitario Matemurga lleva a Portugal la singular experiencia barrial que ostenta dos décadas de trayectoria presentándose hoy y el jueves próximo en las ciudades de Faro y Oporto, donde hará confluir a locales y más de una treintena de visitantes para ofrecer su espectáculo “Herido barrio”. El conjunto dirigido por Edith Scher, teatrista, cantante y música, se convierte con este par de actuaciones en el segundo elenco argentino de estas características en llegar a Europa -el anterior había sido el Grupo de Teatro (Leer más…)

La Otra Historia de Buenos Aires

Antecedentes PARTE XVI De gigantes hospitalarios en la Patagonia, La Noche Triste en México, y una lectura de Shakespeare. por Gabriel Luna Habida la hospitalidad, el sustento, el abrigo y la compañía invernal en una bahía desolada del fin del mundo, Magallanes quiere más. Los gigantes tehuelches enseñan a la tripulación a cazar guanacos, divierten con sus bailes y con el asombro ante los espejos, las cuentas y los metales. Son glotones, comen cestas de galletas -tragan a veces ratas vivas-, se prestan al rito del bautismo, aprenden el paternóster (Leer más…)

Crónicas VAStardas

In media res por Gustavo Zanella Subo. Ni muy lleno ni muy vacío, ni mucho calor ni un frío de cagarse, ni música a los tacos ni silencio de sepulcros, ni sí ni no, ni blanco ni negro. Todo normal salvo la sordera del chofer. Uno pensaría que la combinación de barbijos, más pantalla protectora del bondi, más ruido del motor, más bocinazos justificaría que nadie pueda escucharse. Falacias. El colectivero no escucha porque es medio sordo de verdad. Hay que gritarle. Acerca la cabeza al cortinado de baño transparente (Leer más…)